Hay un poema breve en La
Maestranza, titulado “Lezama / El pacto”, donde queda respondido esto de la
relación Poesía-Imago-Historia. Solo decirte que Lezama es y será para siempre
un gran maestro, solo que su sistema, tal y como lo planteó y desarrolló en su
momento, no me interesa. En la isla existen fundamentalmente dos tipo de
delirios: el “delirio Lezamiano” y el “Delirio Habanero”. El segundo es por
supuesto, más divertido, más contemporáneo. Se presta más a la descarga.
Cientos de cubanos lo prefieren. El primero, es el responsable de que se
escriban en toneladas crecientes, tantos malos poemas. Lezama tiene un don
importante, y es que anima a las personas a escribir malos poemas, es un
estimulante tremendo. Estas personas que al escribir poemas enrevesados,
atestados de asociaciones locas y de palabras museables, califican su trabajo
como neobarroco y que —hago una aclaración—, nada tienen que ver con el
Neobarroco de verdad, véase Severo, Perlonguer, Lamborghini et. al., deberían
multarse entre ellos y hacerle una gran escultura al gordo, mínimo en platino,
por toda la vida que les ha dado después de muerto. El santo padre los ha
cobijado y cobijará de por vida y les servirá de resguardo ante los realismos y
todo tipo de experimentación formal o de lenguaje. En otras palabras, una bendición: Lezama.
(…)
en un panel sobre Lezama
los sabios comenzaron a decir sus
naderías:
naderías sepias, naderías
rosas, naderías.
Lezama,
el más gordo que ha vivido
en Trocadero.
Lezama, el más grande que ha
roncado
en Trocadero.
Lezama,
el eterno comelón de las
perdices.
la obra del occiso
quedaba reducida a sus esfuerzos.
en un panel sobre Lezama
los sabios terminaron de decir
sus naderías.
estábamos a siete, lo recuerdo.
las sillas de la sala eran
grises.
(Reescribir la historia desde escenarios podridos, entrevista.
Hypermedia Magazine, mayo 2016)
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