“Empiézame la historia desde el principio.”
“Allá voy. En el principio estaba el verbo, y el verbo de Lina de Feria era
‘voy echando’. Fue invitada como poeta a México, cruzó la frontera con Estados
Unidos y reapareció en Miami donde pudo abrazar a su hijo y cargar a su nieta
recién nacida.”
“¡Espérate un momento! Antes de abrazar y cargar a nadie ella tuvo que acogerse
a la Ley de Ajuste Cubano, ¿o no?”
“Supongo que sí.”
“Entonces házme el favor completo y búscame ahora mismo esa entrevista.”
“La imprimí y la puse por aquí. Deja ver. Mmmm, aquí la tengo. Nirma Acosta
leyó la noticia de que Lina se quedaba fuera de Cuba y, como no podía
creérselo, pasó por el apartamento de la calle Línea donde reside la escritora,
y allí se la encontró leyendo a Paul Valery.”
“A Valéry querrán decir.”
“Valéry, sí. No le pidas tanto a La
Jiribilla.”
“Cierto. ¿Qué ortografía va a respetar alguien que en vez de Norma firma
Nirma?”
“Pues esa Nirma que bien podría ser Norma encuentra a Lina que bien podría ser
Lona y ésta le dice que se siente feliz de haber vuelto a la patria.”
“¡Qué ridiculez! ¿Llama patria a un apartamento de la calle Línea?”
“Y nada más ver a Nurma, Lana deja la lectura de Pablo Valeriano y saca un
poema inédito de su cartera.”
“¿Para darlo a publicar?”
“Lo publican junto a la entrevista.”
“¡Dios mío, una mala noticia detrás de otra!”
“Hablan de sus estudios y Lina agradece a sus maestros Mirta Aguirre y José
Antonio Portuondo.”
“Cuyos nombres aparecerán bien escritos como que fueron tremendísimos
ñángaras.”
“Lina de Feria habla de sus lecturas. Dice que lo último que leyó fue La
Eneida. Menciona un Berson que ha de ser Bergson, un Pessoa que es sin dudas
Pessoa, un Kavafi que ha de ser Kavafis, y un Cintio Vitier...
“Que no puede ser más que Cintio Vitier porque quién más iba a querer meterse
en el pellejo de ese carcamal.”
“Luego menciona su trabajo con jóvenes poetas y alude a una masa poética.”
“¡Masa cárnica es lo que necesita ese estómago! ¿Vas a contarme de una vez el
cruce de frontera?”
“Pues te leo: ‘El problema fue que me sentí muy presionada. Cuando fui a México
a la presentación de un libro mío con la editorial La Cuadrilla de la Langosta
que dirige Leticia Luna, se me dio la posibilidad de viajar a EE.UU. para ver a
mi hijo que estaba esperando el nacimiento de su hija. Me dije, eso no me lo
puedo perder. Mi hijo es nieto del gran politólogo norteamericano Saul Landau.
Allí permanecí dos meses hasta el nacimiento de la niña, la disfruté nueve
días, pero le dije a mi hijo: Me voy para Cuba, porque yo no puedo vivir sin
Cuba. Regresé a la velocidad de un tiro’.”
“¡Oyéme! El cruce de la frontera entre La Habana y Matanzas da más trabajo que
esa frontera cruzada por Lina de Feria.”
“Y para rematar ella asegura que se sintió acosada por los entrevistadores.
Dice: ‘querían otras cosas de más importancia que no vale la pena ni hablar, y
ahí fue cuando decidí cortar con toda esa gente’.”
“¿Qué podrá ser éso que le pedían? ¿Algún secreto biotecnológico? ¿Emplazamiento
de armas estratégicas?”
“Ahora sí que oí el ruido que tú me decías.”
“¿Lo oíste, no? Para que andes diciendo que son invenciones mías.”
“¡Sobrecumple Ciego de Avila el plan anual de recolección de piñas!”
“¡Movilizadas fuerzas productivas estudiantiles a las labores del agro!”
“¡Alaban visitantes extranjeros construcción de pedraplén hasta la Luna!”
“Ya se fue el ruido. Dime qué crees que le hayan pedido a Lina de Feria.”
“Que se bañara. Si regresó a La Habana a la velocidad de un tiro fue porque le
exigieron que se diera un buen baño.”
“Hace tiempo me la tropecé en la calle, me saludó y no supe quién era. Lina
llevaba la cara limpia y no la reconocí.”
“Aquí cuenta que en su cumpleaños sesenta le hicieron un homenaje muy lindo en
la UNEAC. Que el compañero Carlos Martí le regaló un cuadro precioso.”
“Qué bonito es sentir el cariño de una institución, ¿verdad?”
“Oye cómo se relame: ‘Allí asistió mucha gente, hubo un poder de convocatoria
muy fuerte porque al parecer tengo buena aceptación entre las personas de mi
generación y un gran arraigo entre los jóvenes. Al parecer, soy una escritora
transgeneracional’.”
“Qué rico es ser transgeneracional, ¿verdad? Pues fíjate, pese a todo, me
alegra que a Lina le vayan bien las cosas con los jóvenes, que la quieran. Te
lo digo porque a Nancy no le va tan bien.”
“¿A Nancy Morejón?”
“Lo dijo en la entrevista que le hizo esa estudiante de periodismo. La chiquita
le pregunta si ella se considera un referente literario para los jóvenes, y
Nancy le contesta que éstos son muy tímidos y no se atreven a acercarse a
ella.”
“Es como si le tuvieran miedo.”
“Ella se parece cada vez más a Morgan Freeman.”
“Oye, oye el ruidito.”
“¿Y ahora por qué?”
“Dijiste Freeman.”
“Pues no voy a empezar con los titulares.”
“Déjalo y se le pasa.”
“&%!&$$#@##!”
“¿Cómo?”
“Que si viste la pinta de esa tipa que cogió el Premio Guillén de Poesía.”
“¿La Juana Nosequé? ¿Alguna vez leíste un poema suyo?”
“Ni una línea. Pablo Armando Fernández debió sacarla de una cueva para darle
ese premio.”
“¿Y leíste los poemas que ese viejo alcohólico premió?”
“Ah, él ni siquiera les pasó la vista. No se lee nada que no haya sido escrito
por él mismo.”
“¿Vas a decirme que no ha leído ni El Quijote?”
“No hay que exagerar. Su mujer, que sabe del pie que él cojea, tapa el nombre
de Cervantes con el de Fernández, y hay que oír con qué satisfacción Pablo
Armando lee las aventuras del caballero y su escudero. ‘¡Qué bien me quedó lo
de los molinos de viento!’, se autoalaba.”
“Tiene un peinado imposible.”
“¿Pablo Armando?”
“La tal Juana. Se hace un cebollón de heroína romántica. Y se cree cosas.”
“Últimamente hay mucha gente creyéndose cosas: Pablo Armando Fernández se cree
Cervantes, Lina de Feria transgeneracional y acosada; Nancy Morejón cree que
los jóvenes poetas que la admiran no se le acercan por timidez, y leí en una
entrevista publicada en Venezuela que un cubano llamado Jorge Angel Rodríguez
se cree el ganador sentimental del Premio de Novela Rómulo Gallegos.”
“¿Ganador sentimental? ¿Qué cosa es éso? ¿Lo que le da a la gente cuando no
gana un premio?”
“A Juana Nosequé le dan el Guillén, y ella aprovecha para echar un discurso
donde habla de su responsabilidad en momento tan crucial para nuestra América y
el mundo.”
“Peleaba así su viajecito a Venezuela.”
“Me abruma el desgaste de tanto mesías bajo la férula de estas ambivalencias
donde todo tiene su instante de virtud. Patanas a la deriva. Trasbordo
fractales...”
“¿Qué? ¡Brigada médica cubana cumple misión en Afganistán!”
“Líneas de fuga a terra aliena por los estigias donde las paralelas unen sus
caminos angosturas sin rasgos equívocos: crimen de leso duende.”
“¡Gira de La Colmenita lleva la alegría infantil a municipios montañosos!”
“¿Quieres dejar de soltar titulares?”
“¿No oías el ruido?”
“¡Qué ruido ni ruido! ¡Eran poemas de la Premio Guillén!”
“Ay, ¿qué habremos hecho de terrible en otra vida?”
“A propósito de Guillén, al novelista español Isaac Rosa lo confundieron en la
Feria con Nicolás Guillén.”
“Guillén está muerto, para que lo sepas.”
“Y confesó Isaac Rosa que él se sintió orgulloso de que lo confundieran.”
“Lina de Feria es transgénica como un boniato de laboratorio. Pablo Armando ha
escrito La Eneida. Nancy es imponente hasta para los estudiantes que desean
entrevistarla.”
“Ángel Augier es vivo.”
“Uno pierde un concurso y se alza como ganador sentimental.”
“Juana Nosequé tiene los ojos de América y del mundo sobre ella.”
“Un gallego recién desembarcado se cree el Poeta Nacional.”
“La gente creyó en el cuento de los pasaportes venezolanos y repletó la Feria.”
“La gente creyó en el cuento de la Feria.”
“¡Un camello es lo que está cruzando por la línea!”
“Cuelga, cuelga ya, que te llamo mañana.”
(La lengua suelta # 31. La
Habana Elegante, segunda época)