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Monday, June 29, 2020

Lorenzo García Vega vs. José Rodríguez Feo


Era un millonario que dio algún dinero para la cultura. Tenía una cierta información sobre el panorama cultural. Tenía un bar para homosexuales en la playa Guanabo. Codirigía una revista en la que casi todos sus colaboradores eran católicos. Durante la revolución estuvo dispuesto hasta a ser delator. ¿Qué más se le puede pedir?

(entrevista, en Dile que pienso en ella, de Nedda G. de Anhalt, Ediciones La Otra Cuba 1999)

Thursday, June 25, 2020

Alejandro González Acosta sobre el culto a Martí


“Apóstol de Cuba”, “Santo de América”, “Asceta de la Patria”, “Místico del Deber”, “Moisés Americano” y hasta “Cristo Cubano”, los numerosos epítetos que le dedicaron a Martí con profusión entusiasta, sepultaron rápidamente su verdadera esencia humana, débil y falible como cualquier otra. Se le asumió o lo impusieron como algo incontestable, y resultó hasta de utilidad; tanto, que cuando alguna discusión amenazaba extenderse y con riesgo de derrota, un opinante hábil podía emplear mañosa y arteramente para cerrar la misma a su favor con uno de sus pensamientos como verdad revelada: “Como dijo Martí…” Y es que cuando Él hablaba por la boca de otros, los demás callaban y asentían, resignados y obedientes. Esto lo percibieron y aprovecharon muy tempranamente los políticos insulares. Citar a Martí era y es el mejor tapaboca, la cláusula hermética de cualquier discusión, porque “habló el Oráculo”.
   Los sacerdotes del templo de Delfos, cuenta James George Frazer en La rama dorada, masticaban hojas de laurel —con cierto contenido de alucinante arsénico— e inhalaban los vapores sulfurosos que brotaban por una grieta desde las entrañas del templo, para caer en un estado de conciencia alterada, lo cual les permitía emitir “profecías”, que eran frases o palabras, confusas e inconexas, sibilinas y enigmáticas, que luego los intérpretes o sacerdotes debían traducir para los vulgares consultantes. Esto ofrece la prueba que desde siempre entre el oráculo y el devoto han mediado los exégetas, con sus intereses propios. Así, con esa intervención, lo más espeso se convertía en claro y lo más ilógico en profético. La anfibología y la polisemia ayudaban mucho en esto, así como el equívoco y la oscuridad. Aplicando esto, Martí fue moldeado como nuestro Augur Mayor. Él es el objeto de nuestra bibliomancia: es el Aleph supremo de los cubanos. Como los antiguos sacerdotes de Apolo, masticamos los laureles de su corona y aspiramos los vapores de su mausoleo para caer en trance patriótico.
   Con los textos de Martí sucede como con el Talmud, el Corán, la Torah y la Biblia entre algunas denominaciones cristianas: se abre por cualquier lugar buscando consejo o inspiración, y se fija una frase para iluminar el presente. Esa práctica adivinatoria es tan antigua como otras supercherías, pero aún funciona. El Sefirot martiano tiene para todas las necesidades, gustos, intereses y motivaciones. Porque lo que define no es el texto, sino la mirada sobre él. Martí es, pues, la Palabra Revelada y el Verbo Encarnado, pues la misma Cuba en persona se le presentó dentro de una manigua en llamas, y en la cumbre del Turquino le confió sus tablas, y desde entonces habla por su boca: es su Voz. Los fundamentalistas dicen: No hay más patria que Cuba y Martí es su Profeta.
   Un “pensamiento martiano” tiene el peso, la autoridad irrebatible y contundente de una sura o una aleya, como un versículo bíblico, porque su autor es al mismo tiempo taumaturgo y pontifex maximus. Sus frases se repiten como mantras para alcanzar el nirvana patriótico. Y sobre todo, tienen un carácter apocalíptico en su doble acepción: como revelación y como purificación por la destrucción. Sus Obras Completas son la deontología integral y total del cubano. Martí es el orfebre de la palabra, y el gambusino del pensamiento, pero también alquimista de la historia, ingeniero de la nación, estrategos de la nacionalidad, y padre de la patria; mas esa paternidad es transferible y opera por contagio, y algunos hasta se arrogan el privilegio de que “les baje Martí” en el cuarto fambá de la nación, y entonces hable también por sus bocas. Ese rito colectivo derivó hasta invocaciones, brindis y misas martianas, celebrados con toda solemnidad.
   Martí es también el homúnculo del que brota Paracelso, para sentarse a escribir la historia, después de trazarla. Es a la vez la piedra filosofal, miliar y angular de la cubanidad: que mueva esas piedras sólo quien esté limpio de todo pecado antimartiano. Su lema supremo es: Noli me tangere. Nunca hay que hundir el dedo en la llaga de su costado para aceptar su divinidad. Su verbo encendido es nuestro Zohar, pero de tanto deglutirlo y consumirlo, también se nos ha condensado en las entrañas, y es la piedra Bezoar que los cubanos llevamos dentro, y nos protege de todos los venenos del malvado mundo. Es el arúspice indiscutible que señala el único camino cierto e invariable de la patria. Cuba vive sólo bajo el signo de Martí, el más omnímodo del Zodíaco ideológico. Sus textos son nuestra Cábala: objeto de consulta y veneración, nunca de cuestionamiento. Sus contemporáneos en su mayor parte lo despreciaron o ignoraron, pero nosotros sus extemporáneos estamos condenados a seguirlo. Todos somos inoculados con el virus martiano, una especie de droga legalizada que viene al nacer junto con la vacuna para el sarampión. Estamos tan sobreideologizados, que esto ha provocado la saturación: ya no nos cabe ni un mililitro más de Martí; como ha dicho Rolando Sánchez Mejías en alguna de sus Historias de Olmo: los cubanos “están llenos de contenido patrio”.
   Quizás por todo lo anterior, privarse de Martí y ponerlo a escala humana sea aún para muchos cubanos, más que una herejía, una emasculación.
   Martí tiene frases para todo, como la Biblia. En una obra tan vasta como la suya es normal que suceda esto, pero no lo es tanto que todo lo suyo se acepte como verdad indisputable, cual si fuera Palabra de Dios. Pero se explica porque Martí ha sido la religión oficial de Cuba desde hace muchos años. Al morir víctima de una desdichada torpeza, era casi menos que un apestado, rechazado y menospreciado por los generales, quienes apenas lo toleraron por ser sólo un civil. Por los españoles era visto como un traidor a sus raíces y su formación. Estuvo en el medio de tirios y troyanos: unos le decían “Capitán Araña”, y otros “Pepe Ginebrita”. En realidad, por su carácter, tenía de cubano lo mismo que un ornitorrinco: su mejor amigo desde la infancia, Fermín Valdés Domínguez, se burlaba cariñosamente de él por su solemnidad extrema, su invencible tremendismo y su acartonado sentido trágico de la vida.
   Una vez que descubrieron el rico filón, la inagotable mina polisémica de su obra, todos echaron mano de él, pero lo peor es que desde el poder han impuesto su pensamiento como ejemplo de vida perfecta y línea de conducta indeclinable. Desde muy temprano, Martí fue un saco de donde surtirse ampliamente por los políticos y ciertos intelectuales.
   Pero cuando más descarnada y descaradamente se ha manipulado a Martí ha sido sin dudas durante el castrismo, desde su mismo embrión, con la sangrienta asonada fallida del Cuartel Moncada. Cada acto, cada discurso de Castro estuvo respaldado por algún “pensamiento” martiano, traído a oportuna colación. El colmo fue que, al explotar la Fuga de Mariel, cuando más de 120 mil cubanos escaparon de la cárcel insular, el gobierno colocó carteles por numerosos sitios con una frase de Martí “hecha” para la ocasión: “Hay que cargar los barcos de esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre”. El Apóstol, renacido, le bajó y se encarnó como uno más de los vociferantes que frente a la Embajada del Perú en La Habana gritaban: “¡Qué se vaya la escoria! ¡El que no salte es gusano!”
   Todos hemos sido víctimas de esto. Quizás los cubanos más jóvenes, con otro pensamiento, logren algún día desembarazarse de ese peso, para intentar otra república futura, porque aquella con la que soñó Martí ha sido y es un fracaso rotundo, a pesar de su inspiración y omnipresencia. Y quizás lo ha sido por eso mismo, por estar bajo una estrella que, en verdad, ilumina poco, pero mata muy bien.

(El oráculo Martí. Cubaencuentro, febrero 2020)

Monday, June 22, 2020

Justo Rodríguez Santos sobre Eliseo Diego y Cintio Vitier


El caso de Eliseo y Cintio es una pena porque ambos son personas con talento Al comienzo, yo creo, fueron neutrales. Se comprometieron con el régimen castrista cuando éste se acercó a ellos.

(entrevista, en Dile que pienso en ella, de Nedda G. de Anhalt, Ediciones La Otra Cuba 1999)

Thursday, June 18, 2020

Camilo Venegas vs. los “títeres sin cabeza” (a propósito de Fermín Gabor)


Ponte siempre se resistió a tener una cuenta de Facebook con su nombre, pero accedió a entrar en la red social como Fermín Gabor, de quien no se ha tenido más noticias desde que publicara sus lapidarias colaboraciones en La Habana Elegante, las cuales han sido compiladas por la editorial Renacimiento, seguidas de un Diccionario de La Lengua Suelta escrito por su socio.
   La protesta de los títeres sin cabezas no se ha hecho esperar. El resurgir de los textos de Gabor y los nuevos aportes de Ponte, que le dan seguimiento y actualidad a los filtrados hasta el 2010, tienen al grito (expresión dominicana que me encanta) a la oficialidad de la isla (no me refiero a militares sino a escritores y artistas).
   Tan poco acostumbrados están a la pluralidad y tan cómodos se sienten en su autoengaño, que no son capaces de tolerar que alguien al fin llame a las cosas por su nombre. Los ataques a Gabor han venido de muchas partes de la geografía nacional. Solo las limitaciones impuestas por la pandemia han impedido el acto de repudio (o de susurros).
   Un poeta municipal, dedicado desde hace años a la cursilería y el autoauxilio (que es la versión cubana de la autoayuda), fue uno de los primeros en reaccionar. “Algo de tan mal gusto no debería divulgarse”, dijo. Su mentalidad de divulgador provincial, tan habituado a la censura y la autocensura, lo traicionó.
   Otros han advertido que eso es tentar al karma. Han acusado a las composiciones de Gabor y Ponte (herederos de Piloto y Vera) de chancleteo, chanchullo, chapucerías, chismes, choteos, chusmerías… Están a punto de agotar los oprobios que aparecen en la Ch (a propósito de diccionarios).
   Un amigo que fue a La Habana, tuvo una larga conversación con un director teatral. “Yo sé hasta dónde pueden llegar ellos y ellos saben hasta dónde puedo llegar yo”, dijo refiriéndose al acuerdo tácito de los creadores con la dictadura y a esa raya que nadie se atreve a pisar.
   Lo que los tiene desesperados ahora es que con Fermín Gabor las cosas ni se suponen ni se sobreentienden. Son o no son. Los títeres, aun sin cabezas, pueden mantener los movimientos por el retablo si alguien les mete una mano por debajo. Pero son incapaces de tener voluntad hasta para algo tan sencillo como llamar a las cosas por su nombre.
   Además de que no pueden, los aterra.

(La protesta de los títeres sin cabeza. Blog El Fogonero, abril 2020)

Monday, June 15, 2020

Orlando Luis Pardo Lazo vs. Javier L. Mora


Extranjerización, animalia, latinajos y diminutivos (con la plusvalía entre paréntesis de los guiones o barras o, mejor, “palitos”, como diría San LGV). En fin, compañeros poetas, que teniendo en cuenta los últimos sucesos, este muchacho ya está listo para por fin arribar triunfante al atroz año capicúa de 1991 en la poesía cubana y, entonces, otra vez fundar aquella avanzadilla (sin)táctica de guerra llamada Diáspora(s). No hemos hecho nada. Se nos fue la vida hipostasiando, Gordo. Flaco, hemos rimado en el mar. ¡SILVIO RODRÍGUEZ PARA PREMIO NACIONAL DE LITERATURA 2020!

(Comentario publicado en la red, diciembre 2019)

Thursday, June 11, 2020

Yoandy Cabrera vs. Nelson Simón


El poeta de los ochenta, al que hice referencia hace unas semanas, que llama "nuestro presidente" al último represor al mando en la isla, es de ese tipo de comisarios que es invitado a la Ferida Internacional del Libro de Miami, presenta allí sus libros y sus colecciones, es también invitado en Miami a casa de amigos a comer, pero luego, por privado, tiene la poca vergüenza de asegurar que nunca ha hecho vida literaria en Miami y que nunca ha ido a comer a casa de nadie cuando visita EEUU. Malagradecido con los que le dan un podio para que se exprese en el exilio y con los amigos que lo alimentan.
   Pero Facebook lo desacredita con sus propias fotos y sus comentarios y con sus ex-vecinos que, ahora viviendo en Miami, cuando él llega, le dicen "Bienvenido".
   Como ese poeta me ha bloqueado en Facebook, no siento ya ninguna necesidad de mantener en oculto su identidad. Nelson Simón se ha convertido en los últimos años en un personaje de esos sobre los que uno lee en 'La lengua suelta' de Fermín Gabor.
   Miguel Barnet, Edel Morales, Nelson Simón, casi es lo mismo...
   Larga vida a la UNEAC, larga vida.

(Publicado en Facebook, abril 2020)

Monday, June 8, 2020

Antonio José Ponte vs. Eduardo Heras León


Un libro suyo menos y sería Ambrosio Fornet, se confundiría a uno con el otro.
Ambos hallaron en la pedagogía una vía de escape al bloqueo de escritor, aunque Heras León la adoptó a escala industrial, abriendo toda una escuela. Autor de cuentos militares en sus inicios, él acantona, acuartela y vivaquea a sus alumnos en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso.
(…)
   Una tarde en que se discutió públicamente en Matanzas el cuento más conocido de Senel Paz, recibí un llamado de atención del profesor Heras León. Fue en el salón de actos de la biblioteca Gener y Del Monte, y allí estaba también el autor de "El bosque, el lobo y el hombre nuevo".
   Yo le había advertido a Senel Paz que no me gustaba su texto y que hablaría acerca de ello. Comenté, entre otras cosas, que el personaje Diego resultaba inverosímil, un expulsado del país que acopiaba recuerdos en su maleta y guardaba en ella ni más ni menos que imágenes revolucionarias.
   Era como si Eneas, huyendo de Troya, cargara con una estatua del matarife Aquiles, amén de con su padre Anquises.
   En ese punto pidió Eduardo Heras León la palabra y dijo verse obligado a apelar a su propia historia. Como muchos de los presentes sabíamos, él había sido sancionado por causa de un libro. Destinado a trabajar en un taller metalúrgico, pasó años sin poder publicar una página y, sin embargo, todo aquello lo hizo más revolucionario todavía. Por injustas que fueran las sanciones aplicadas, todo lo que habían conseguido de él fue que ahondara en su pertenencia a la revolución. Del mismo modo, el personaje Diego…
   Cuando terminó con su perorata autobiográfica, hice notar al autor de "La guerra tuvo seis nombres" y "Los pasos en la hierba" que él era una persona y podía darse el lujo de ser inverosímil. Diego, en cambio, vivía dentro de un cuento construido según las leyes del realismo literario.
   No contestó a mi objeción, y ahora me pregunto si no será esa inverosimilitud personal la que lo bloquea como creador.
   El suyo podría ser un caso de estudio para la clase más clínica que tengan allá en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso.
   Eduardo Heras León recibió en 2001 el Premio Nacional de Edición, así como el Premio Nacional de Literatura en 2014. Lo mismo que en el caso de Ambrosio Fornet, la falta de credenciales hizo que primero lo laurearan como editor, para poder considerarlo literato luego.

(Del "Diccionario de la Lengua Suelta", de Fermín Gabor, Renacimiento 2020)

Thursday, June 4, 2020

José Kozer sobre los poetas del exilio


Es muy doloroso, y esto lo digo desde un amor, ver a gente que aprecio y que ha dedicado toda su vida a hacer poesía en este exilio cubano, y que de todos ellos no habrá uno que permanezca en lo que se llama “la historia de la poesía”. No sé si yo voy a permanecer, no yo, sino mi trabajo. No lo sé. Ahora, te aseguro que muchos de estos nombres que tengo en mi cabeza no pasarán; es imposible, porque se trata de una obra deleznable. Y ellos han invertido toda una vida en ello. Y es muy triste. Es trágico. Es una tragicomedia.

(Entrevista con Gerardo Fernández Fe, Rialta magazine, marzo 2020)

Monday, June 1, 2020

Fermín Gabor vs. el Abel Prieto borgeano


Hum, la cosa empieza mal desde la primera oración: "A cualquier hora del día, La Habana es una ciudad adorable". Ni a La Giraldilla en conversación con el Murciélago del Edificio Bacardí se le ocurre decir una cosa así.
   La periodista argentina que escribió ese comienzo, una tal Silvina Friera, luego tiene licencia para escribir: "El hombre de pelo largo que extiende la mano y saluda no parece un señor de casi 70 años".
   Es un tal Abel Prieto ese hombre del que habla. El de la barba en la nuca, el barbudo que camina de espaldas. Y para empeorar las cosas, él y la periodista se encuentran en un homenaje a Mario Benedetti en Casa de las Américas.
   Mario Benedetti, aquel hombre al que siempre parecía estarle lloviendo encima.
   Casa de las Américas, ese edificio por Malecón que es como un cuartel con ínfulas góticas.
   Abel Prieto ha sustituido allí a Roberto Fernández Retamar o, para ir directo al origen, a Haydée Santamaría. Director y periodista, entrevistado y entrevistadora, hablan del continente, de descolonización, del neoliberalismo y de la vuelta redentora de Cristina, la madre de la pacienta, a la Casa Rosada. Señal auspiciosa que inyecta a Prieto un énfasis retórico que lo hace alzar la mano con que la saludaba, dibujar un gesto de recitador en matutino de pioneros, y exclamar: "La Argentina es un reservorio excepcional de una memoria asociada a la emancipación".
   ¡Aúpa! Fernández & Fernández, que no es ferretería, han derrotado al macrismo y sale un sol de justicia por todo el continente y vuela el gato.
   Me temo que a Abel Prieto, parezca o no tener la edad que tiene, no le queda bien el safari dejado por Fernández Retamar, Roberto para sus alumnos y admiradores. El safari de Roberto le queda grande porque lo suyo es un latinoamericanismo de chiste, América Latina vista por el cosmógrafo Enrique Núñez Rodríguez, que fue su verdadero tutor intelectual.
   Habla Abel Prieto de emancipación y agrega: "Y ahí está alguien como Borges, que era supuestamente un hombre de derecha y tenía manifestaciones un poquito burlonas en torno a la política, pero la obra de Borges es parte de esa acumulación cultural emancipadora".
   Este tipo no parece tener 70 años ni tener idea de lo que es derecha, Borges, burla y política. Y la pregunta cuando uno oye esto es: ¿y qué han hecho con el Cortázar que tenían amarrado a la entrada?
   Es sabido que en La Habana hay tremendo desabastecimiento, largas colas para la gasolina y broncas de quepingatú para alcanzar desodorante, pero tiene que estar muy mala la cosa en el cuartel gótico de Casa de las Américas para que estén tocando madrina en Borges.
   Cierto que Roberto Fernández Retamar le perreó al ciego toda una tarde para lograr editarlo y habrán creído a Borges emplantillado allí lo mismo que el Benedetti homenajeado, pero uno no se explica qué pasó con Cortázar, a quien Frau Haydée pusiera a parir a propósito del Caso Padilla y quien le mandó a Frau Haydée una fusta dentro de un sobre de carta que decía únicamente esta frase: "Pégame duro, que me lo merezco".
   En el sobre iba esta dirección postal: "Mi Caimancito", y esta destinataria: "Santamaría Dominatrix".
   Pero ven acá, gato que vuela, qué fue lo que pasó con Cortázar y con Walsh y con tanto emancipador argentino como hubo para que quien termine acompañando a Fernández & Fernández sea Borges y no uno de ellos. Caballeros, qué jodida tiene que estar la cola del jabón del anticolonialismo para que Borges sea ascendido a general, como esos ancestros militares que él poetizara.
   Faltan insumos tanto en Buenos Aires como en La Habana, donde no han encontrado opción mejor para dirigir Casa de las Américas que este setentón que balbucea acerca de las inclinaciones políticas de Borges, como perdonándolo. ¡Agárralo, Haydée, con tu fusta!
   Hacia el final de su entrevista, dice Prieto: "Aquí hay un gran laboratorio de ideas que está vivo".
   Sí, tabién, ya te lo creo. Gozan de una economía tan boyante que tienen que vivir de las remesas que Borges les manda desde afuera.
   Como prueba de ese gran laboratorio de ideas vivísimas y coleantes, léase esta inédita ocurrencia del autor de "Los bitongos y los guapos": "Tal vez Trump nos bombardee algún día; conociéndolo un poco, no debería sorprendernos…"
   La entrevista la publicó en Buenos Aires "Página 12" y en La Habana la reproduce hoy "Cubadebate".
   No sé si quienes leen estas líneas han visto a un puerco rascarse contra el marco de una puerta, pero cuando Abel Prieto ruega por un bombardeo este es el caso exacto. Y perdonen ustedes tan rebuscado símil, pero mi laboratorio de ideas a veces no está tan vivo como yo quisiera.

(Publicado en Facebook, febrero 2020)