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Friday, May 29, 2015

Oscar Peña vs. Zoé Valdés

Los que gobiernan en Cuba se alegran cuando desde la Isla, o desde el exilio, nos descalificamos. Zoe, con tanto tiempo viviendo en una de las cunas de la democracia y el modernismo, debía ya hace rato saber que vivir la democracia es asumir que existe lo diverso, que abunda lo contrario y que hacer pactos sociales y políticos entre nacionales cuesta mucho trabajo, pero es saludable. Es lo más inteligente y es de enanos no hacerlo. Lo que a Zoe hoy le parece mi debilidad, puede llegar a ser nuestra fortaleza: Es no temerle al debate con el contrario porque nos acompaña la razón.
   Definitivamente, aunque considero que mis puntos de vista aplican mejor al caso cubano que las exageraciones de Zoe, por las especiales características y la trayectoria de un diferendo en el que todos hemos sido no sólo víctimas, sino víctimas-victimarios indirectos --porque todos en un momento u otro hemos pertenecido a ese Estado o régimen (hasta la propia Zoe)--, no estoy dispuesto a hacer de esto un combate. Nuestra nación sufre y espera por nosotros, más allá de estrategias y tácticas. Cambiar nuestro destino no es algo imposible, sólo es cuestión de propósito y de buena voluntad. Invito a Zoe a que trate de desprenderse de esa fea falta de bondad cubana.

(Una reacción de Zoe Valdés. Blog Cuba Inglesa, enero 2011)

Thursday, May 28, 2015

Alejandro Armengol vs. Fidel Castro escritor

Demasiados participantes en el proceso que llevó al poder a Fidel Castro añoran ser escritores. Memorias, testimonios y diarios de combate han terminado por llenar los estantes de las bibliotecas, y por crear una bibliografía cuyo último destino en muchos casos es hacerles consumir una enorme cantidad de tiempo a los investigadores.
   Primero fue Ernesto Che Guevara, con sus ataques —el famoso pecado original de los intelectuales cubanos— y una vocación medio frustrada por convertir en literatura sus recuerdos de guerra.La realidad ha terminado por superar la frase del guerrillero: lo peor de muchos revolucionarios cubanos es que han pretendido ser intelectuales.
   Durante los primeros meses de su convalecencia, Fidel Castro se apropió de un libro ajeno y convirtió una larga entrevista —y un montón de declaraciones— en una especie de testamento literario. Hizo el libro suyo, lo nacionalizó, intervino, y terminó incorporándolo al patrimonio de la isla. Se dedicó a firmarlo y regalarlo a invitados extranjeros.
   Todo aquel esfuerzo —cuando aún se encontraba débil y se ponía en duda su recuperación— para hacer realidad algo que había dicho antes.
   Cuando apareció publicada la autobiografía de Gabriel García Márquez, Fidel Castro confesó su envidia literaria.
   Entonces dijo que, de reencarnar, preferiría hacerlo como escritor. Reconoció que todo lo hubiera cambiado por una labor más íntima: una novela bien escrita, un verso logrado, el cuento que se vuelve a leer con agrado varias semanas después de hecho.
   La ocasión no era propicia, y Castro se limitó al deseo de una tarea no emprendida. Culpó a la historia de ser un gobernante por tantos años.
   Un poco mejor de salud, comenzó a reparar ese error del destino. Se dedicó al periodismo para ilusionarse con una vocación que nunca desarrolló. Quizá encerrado y enfermo imaginaba poemas que no podía escribir.
   Cuando se recuperó de su dolencia, pero sin capacidad para asumir de nuevo el gobierno cotidiano, abrió una nueva etapa. Asistimos al momento en que intentó consolidarse como escritor en pleno. Publicó varios libros con alguna fanfarria —uno incluso de 896 páginas, con fotos, mapas y documentos—, pero que no han logrado satisfacer las esperanzas de éxito intelectual, que quizá había puesto en ellos. Ni siquiera despertaron polémica. Quedaron para ser almacenados en los estantes. Su destino, una vez más, fue superar la muerte, pero al precio de eludir al menos buena parte de la gloria. Ahora sabe que el destino de esos libros es similar al de esas Obras Completas de Lenin, para poner un ejemplo de la labor del olvido: ediciones profusas para almacenar polvo o ser convertidas en pulpa.
   Si de lamentos se trata, al pesar se une lo relativamente fácil que hubiera resultado evitar el castrismo. De acuerdo a esta perspectiva libresca, todo podía haberse resuelto de forma más satisfactoria para Cuba, de haber existido, durante la época republicana un mayor reconocimiento para los creadores: un buen concurso de narrativa, más revistas prestigiosas que hubieran permitido al joven Castro desarrollar una carrera que nunca ha podido desempeñar hasta ahora.
   Cuando se unió al homenaje a Gabriel García Márquez, en la revista Cambio, Fidel Castro buscó alcanzar no sólo su dimensión como escritor, sino que se atrevió a confesar su pena por no haberlo sido a plenitud. Es importante detenerse en este momento, desechar la sospecha de que se trataba de un texto escrito o arreglado por otro. Vale la pena concederle la posibilidad del logro literario. Porque si Castro aparentó despojarse por un momento del poder y aparecer como escritor, nos brindó entonces un atisbo de lo que sería un empeño en que el tiempo termina por colocar las cosas en su sitio, y hasta permite que se utilice esta frase común en un comentario más en éste, uno de los tantos blogs.
   Tras aquellos libros, abandonadas las “reflexiones”, ahora solo le queda una carta ocasional, como último refugio no solo al temor de ya no permanecer siempre en el presente, sino lo que es peor: dejar de estar en la memoria.

(Fidel Castro y su arte inútil de la memoria. Cuaderno de Cuba, julio de 2013)

Wednesday, May 27, 2015

Ignacio T. Granados vs. José Lorenzo Fuentes

En el exilio, José Lorenzo Fuentes pudo llevar y llevó una vida regular que conoció el éxito; no precisamente por su innegable valor literario sino de la mano de sus creencias en el más allá, que le hicieran un prolífico y publicado autor —con regalías— de libros de metafísica. Una dualidad serena que ni por asomo pasaría por la contradicción esquizoide, pues hacía rato que la metafísica formaba parte de su literatura; no obstante, tanta serenidad se debía al buen juicio con que la metafísica discurría bajo la literatura sin influirla o determinarla, como otra vuelta más de la ficción. Pero los religiosos no pueden eludir el karma de quien tienta lo divino, y él tampoco pudo; con un ego bien montado pero no por ello menos egocéntrico, jamás comprendió que debiera compartir algo más que bendiciones. Fue así que terminó manipulado por quienes necesitados de su nombre no discriminan para mercadearlo; total, él mismo se había defenestrado con la publicación de una novela testimonio en que narraba una experiencia de regresión sin otro mérito que la regresión misma.
   Entiéndase, la majestad de José Lorenzo Fuentes en la literatura es literaria pero no escriturística; su gramática funcional no le permite giros escandalosos [Carpentier] ni el drama paradojal [Borges], ni mucho menos la sutileza místico-filosófica [Lezama Lima]. Hecho para el realismo [Cabrera Infante], se distingue por la irrupción del drama metafísico [Carpentier] que lo emparenta con el realismo mágico [García Márquez], pero en la reversa de un originalísimo Idealismo Trascendental. Eso lo debe sin dudas a su ropio estructuralismo metafísico, pero como imaginario y no precisamente como doctrina; una doctrina es groseramente anti literaria en su pretensión moral y seudo trascendentalista, sobre todo si es religiosa. Eso es lo que explica este acto último de auto defenestración, en que José Lorenzo Fuentes se sume en la mediocridad de una consejería confesional; con razón es comercializado por el último atajo de hipócritas de Miami, como si aún no sobrepasara aquella de ser el periodista de Fidel.

(Auge, decadencia y caída de José Lorenzo Fuentes. Blog Dirty City, enero 2013)

Tuesday, May 26, 2015

Roberto González Echevarría despacha a Nicolás Guillén y Cintio Vitier

Noten que dejo fuera a Nicolás Guillén, cuya poesía en el período revolucionario es más bien repetitiva y trivial, para no hablar de otros como Cintio Vitier, que ni siquiera habían hecho obra digna antes y mucho menos después. Burócratas y comisarios con abultadas obras sobran: la historia los absorberá.

(Oye mi son: el canon cubano, Encuentro de la cultura cubana, No. 33, 2004)

Monday, May 25, 2015

Haroldo Dilla vs. Carlos Alberto Montaner (2)

Solicito a los lectores que traten de encontrar en nuestros alegatos críticos, una sola de las argumentaciones de Granma sobre el pasado de CAM, tal y como este sugiere y a donde trata de arrimar el asunto, de paso, otra vez, desfigurándolo. Súbitamente CAM me empuja al lado de Granma y convoca la solidaridad de los lectores. Y lo hace porque CAM y Granma son complementarios, y las difamaciones de Granma son parte del capital político de CAM.
   Luego CAM se regodea en un juego retórico en que narra situaciones negativas que se han vivido en Cuba. Y en cada caso, adopta la postura superior e imparcial de un juez que declara no tener evidencias de mi participación culpable. Pero que deja sobre la mesa mi vinculación indirecta por consentimiento. Es una pena. Y sería una doble pena si CAM aspirara a que yo me dedicara a explicar mi vida y mis ideas. Solo puedo decir que cuando miro hacia mi vida pasada veo, como en toda vida, lados malos y buenos. Pero creo que puedo asumir con satisfacción una suma algebraica positiva basada en mis principios y en mis creencias.
   A nadie oculto —no hay motivo para ello— que tengo una formación teórica fuertemente alimentada por el marxismo crítico, diría que soy fundamentalmente marxista, pero no sectariamente marxista. Tampoco oculto mi inclinación política socialista. Solo que ni el marxismo ni el socialismo que reclamo son los muñecos de paja que CAM construye para poder luchar ventajosamente con ellos. CAM nunca contiende con el marxismo o el socialismo, que ni conoce, ni entiende, sino con bagatelas que el mismo diseña para ofertar en los tianguis políticos que merodea.
   Ojalá que CAM pueda hacer con su vida y sus creencias lo que yo puedo hacer las mías. Pero evidentemente no lo hace. Y llega al extremo de negar la existencia de su propia ideología y de reducir al liberalismo político al neoliberalismo económico.

(Las tres tristes trampas de Carlos Alberto Montaner. Cubaencuentro, julio 2013)

Friday, May 22, 2015

Antonio José Ponte vs. Roberto Fernández Retamar

Pedro de la Hoz ha escrito en Granma que Octavio Paz es "curiosamente más citado y referenciado en nuestro país que leído de primera mano". En tal razonamiento prima, como en el de los científicos del experimento, una casualidad bastante errática. Por supuesto que un cangrejo sin patas no podría caminar por mucho que se lo ordenaran, y que un autor no publicado jamás podría ser leído ampliamente. Pero algo diferencia al chiste del artículo: este último no reconoce la violencia ejercida y procura borrar toda memoria del despiezamiento, de la censura ejercida durante tantas décadas.
   La curiosidad, que en otros es virtud intelectual, es en Pedro de la Hoz recurso para la engañifa. La suya es una curiosidad mentirosa. Felicita a Roberto Fernández Retamar por su "lúcida gestión editorial", por haber ofrecido al lector cubano un volumen de ensayos sobre la obra de Paz. Pero en este caso la lucidez de Fernández Retamar es idéntica a la que ya desplegara con Borges: luego de negarlo con razones de materialismo histórico, se ocupa de "recuperarlo".  Prologó y antologó y visitó a Borges, a la par que cambiaba sus opiniones contra el  argentino en ese ensayo suyo que no se cansa de reescribir, Calibán. Y si alguna lucidez conserva el presidente de Casa de las Américas es la de una celestina que zurce y rezurce su propio virgo.
   A comisarios políticos como él (y otros más altos) puede achacarse lo poco leído que ha sido Octavio Paz entre cubanos. Fernández Retamar no ha tenido a mal torturar cangrejos gritándole lemas partidistas, aunque donde un sujeto como Pedro de la Hoz pretexta curiosidad, él habla luego de su admiración entrañable por esos bichos.
   Granma no menciona la censura que pesara en Cuba sobre Octavio Paz, pero el artículo no habría sido publicado allí  sin un ajuste de cuentas con el Paz político. "Prejuicios y cegueras propias y un desmedido afán de protagonismo como hombre público explican sus desencuentros con la Revolución Cubana, el sandinismo y la izquierda mexicana", afirma De la Hoz.
   Lo que él considera izquierda mexicana es, mayormente, el régimen del PRI. Y cualquier oposición política va a ser entendida en Granma como patología: narcisismo, ceguera, incapacidad de completar un juicio. Pero hay que ver el tratamiento empleado por De la Hoz contra el afán de protagonismo del Nobel mexicano: saca superioridad de la nada y llama a Octavio Paz criatura. Así describe al escritor centenario: "una criatura que en su juventud se identificó con las ideas socialistas y la defensa de la República Española".
   Parece que el ridículo acompaña siempre a estas exhumaciones oficiales. Porque, a pesar de todo su talento literario, Roberto Fernández Retamar no alcanza nunca a desprenderse de ese ridículo. Y tampoco pudo conseguirlo aquel otro dotado exhumador, Cintio Vitier. Incapacitado para alcanzar tales alturas, De la Hoz maneja con chapucería la sentimentalidad de los censores, suelta suspiros de comisarios mucho más risibles.

(Octavio Paz, cangrejo en ‘Granma’. Diario de Cuba, abril 2014)

Thursday, May 21, 2015

Anónimo vs. “Biografía de un cimarrón”, de Miguel Barnet

El Cimarrón de “Barnés” no escapa a la burda manipulación del romanticismo humanista del blanco criollo. Como literatura en sí es intrascendente, nada más que está bien escrito. Le faltan esos giros magistrales que delatan al escritor genial, porque Miguel Barnet no es un escritor genial, y en literatura no existen los grises, o se es genial o se es prescindible.
   Eso es lo que hace luminosos a Borges y a Carpentier, e incluso a Lezama Lima, a pesar de que su prosa fuera incomprensible para la mayoría, igual que la poesía de Vallejo, Nervo o el primer Neruda. Barnet carece de todo eso, es nada más que consistente a lo largo de su intrascendencia. No escribe mal, pero es difícil escribir mal hoy día, cuando cualquiera puede comprar buenos libros, y Barnet no llega ni a emular o imitar estilos de peso, es solo un buen redactor de historias ajenas.
   Biografía de un cimarrón, como Canción de Rachel, se salva por lo que le cuentan los protagonistas, o si no que alguien cite una historia verdaderamente original suya, que no sea testimonio. De todas formas la literatura contemporánea es toda testimonial, no de historias originales como las de Balzac o Tolstoi. Es la maldición moderna y Barnet es el cuño de Luzbel con la mediocridad.

(De la intrascendencia testimonial. Blog Cuba Inglesa, noviembre 2010)

Wednesday, May 20, 2015

Ignacio T. Granados vs. Heriberto Hernández Medina, Ángel Velázquez Callejas y Armando Añel

Entre las cosas por las que será recordado Heriberto Hernández —que en paz descanse, si puede— sobresale la de haber impuesto el ciberbulling en la blogosfera cubana; algo que llegó a su máxima apoteosis en sus últimos momentos, cuando la tomó con Ángel Callejas. No obstante, no más pasado el corto duelo por la muerte de su Némesis, el Sr. Callejas se ha dado homenajearlo con todas las fuerzas de su corazón; esto es, solapándose en heterónimos para atacar con la misma bajeza y tergiversaciones a quien no ha hecho más que rechazarlo. No por gusto, en tan desagradable tarea coincide con la hiena de Coral Way, lo que es natural; lo que es difícil de aceptar es que a pesar de la enemistad comprensible, sea de un blog de Armando Añel de donde provengan los ataques de Callejas.
   Los ataques en sí no preocupan, primero porque se han hecho habituales hasta el cansancio; pero además, porque aunque nadie lo diga y se expanda el pacto de silencio cómplice, la verdad todo el mundo la sabe; y así, todo ataque del Sr. Callejas —y por extensión del editor del blog— se vuelve contra sí mismo y habla de su propia naturaleza y de su carácter. La misma confluencia del Sr. Callejas con la hiena de Coral Way, que ya los mordió una vez —como estaba predicho— habla de este carácter del Sr. Callejas y compañía; pero así como tuve razón al rechazar a la hiena de Coral Way y al Sr. Callejas, les recuerdo el triste final del Heriberto que ya antes se había asociado con la hiena de Coral Way.
   Más de una vez hube de contestar por qué no me reconciliaba con la hiena, y es la misma razón or la que insisto en rechazarlos a todos; porque siendo una manga de hipócritas el problema no es nunca personal —ni yo soy Dios para perdonar o condenar a nadie— sino de carácter y de naturaleza, de altura y de dignidad.

(Acerca del Sr. Callejas. Blog Dirty City, enero 2013)

Tuesday, May 19, 2015

Guillermo Cabrera Infante vs. Heberto Padilla

Pero sé que puedo hacer chistes y parodias por el gusto de jugar con las palabras, mientras que Padilla usa las palabras porque es su vida la que está en juego. Cierto. No menos cierto que yo elegí este libre albedrío, mientras Padilla escoge la Historia y la esclavitud. Aunque puedo asegurarles a los lectores (no a Padilla: él bien lo sabe: “El socialismo es tristeza”, solía decir, “pero abriga”) que la libertad tiene más riesgos que la servidumbre. Uno de sus peligros es saber que libertad de palabra puede significar esclavitud de imprenta.

(La confundida lengua del poeta. Primera Plana, enero 1969)

Monday, May 18, 2015

Alberto Lista sobre José María Heredia

Despues de este reconocimiento, espero que será lícito hacer una observacion importante, y que por desgracia suelen desdeñar las almas volcánicas, como es la del poeta que examinamos. No basta la grandeza de los pensamientos, no basta lo pintoresco de la espresion: no basta la fluidez y valentía de la versificacion: se exige ademas del poeta una correccion sostenida, una elocucion que jamas se roce con lo vulgar ó familiar: en fin, no basta que los pensamientos sean poeticos: es preciso que el idioma sea siempre correcto, propio, y que jamas se encuentren en él espreciones, que lastimando el oido ó estraviando la imaginacion, impidan el efecto entero, que el pensamiento debia producir.
   No despreciemos, pues, las observaciones gramaticales: son mas filosoficas de lo que se cree comunmente: ellas contribuyen maravillosamente á la espresion del pensamiento: y cuando se ha concebido un pensamiento sublime ó bello ¿que resta que hacer al escritor sino espresarlo debidamente?
   El Sr. Heredia ha escrito arrebatado de su genio: mas de las composiciones que contiene su bella coleccion, hay muy pocas, que hayan probado la severidad de la lima. Todo lo que hay bueno en ellas, que es lo mas, es hijo de la inspiracion: mas yo no quisiera encontrar en ellas incorreccion alguna, que perturbara el placer de su lectura. Yo me atrevo a aconsejarle el multa littura de Horacio.

(El mensagero Semanal, Filadelfia, diciembre 1828)

Friday, May 15, 2015

Jorge Luis Mederos vs. Manuel Sosa

A la segunda FINCA que he tenido la posibilidad de acceder, el colimador cambia de objeto aunque no de objetivo: en esta ocasión la emprende con otro escritor que acaba de ganar la beca “Bolívar-Martí”,  bastante jugosa para nuestro limitado horizonte tercermundista; se trata de Jorge Ángel Hernández Pérez (H.P.) cuyo título, “Sentido intelectual en la era de la globalización mecánica”, no parece gustarle a Sosa (a mi tampoco por cierto)  pero resulta  que del ensayo solo conozco el título y eso no me autoriza, con responsabilidad, considerarlo bueno, regular o mediocre. Tendré una opinión formada cuando lo lea, si lo leo; por ahora lo único que se me ocurre es felicitar a H.P.; cualquier postura crítica que adoptara ante algo que aún desconozco se me antojaría muy cercana a la envidia por no haber tenido tan buena suerte. Y para desbordar, no se le ocurre otro elemento de “gancho” más grotesco que el ex-testículo herniado de Jorge Ángel (aquí le llamábamos “el güevo grande de H.P.”) sin que él se ofendiera nunca que yo sepa.
   Luego, como de pasada, para advertir que ya carece de límites, la emprende con Rogelio Riverón, Pedro Llanes y Alberto Sicilia, su coterráneo y amigo personal. ¡Bonita libertad esta que sin necesidad de enunciar un solo elemento de peso, ya sea literario o político, le permite calificar a cuatro intelectuales de bien ganado prestigio con el peyorativo “escritores reformados”! ¿Quién, se me ocurre ahora preguntar, ha reformado a su vez la mente de Sosa para que, recurriendo a su ingenio innato y a su talento de comunicador, se dedique a estas cosas?... Si el que escribe fuera capaz de utilizar su mismo e irresponsable discurso, afirmaría sin titubear: la mafia contrarrevolucionaria radicada en Miami.  Pero si mal no recuerdo, creo que fue Ghandi el que escribió “ojo por ojo y el mundo se quedará ciego”; así que de ningún modo me atrevería a tildar a Sosa de escritor a sueldo para difamar de sus iguales del otro lado del charco, a menos que tuviera pruebas irrefutables. No lo hago, porque quiero ejercer, con responsabilidad,  cualquier tipo de libertad que me sea dada.

(Escribir en libertad o libertad para escribir. Blog La Finca de Sosa, abril 2008)

Thursday, May 14, 2015

Duanel Díaz vs. Lorenzo García Vega

García Vega cita ahora un libro suyo que, en mi opinión con justicia, fue muy criticado en Lunes: “Yo en mi Antología de la novela cubana, dije de Carlos Enríquez: “el afán por lo vital, excesivo en el novelista, al no partir desde un centro poéticamente vivido, toma la endeblez de lo buscado en demasía, con airecillo molesto de esnobismo ... Lo afiebrado y lo mórbido, he ahí las notas predominantes en la novela de Carlos Enríquez; pero carecen éstas, sin embargo, de centro reminiscente, de imagen estructurada en lo vivido”. Así como yo vi, y sigo viendo, la expresión plástica de Carlos Enríquez, como una manifestación de ese afrancesamiento de noventa millas (en Cuba, para muchos afrancesados, París estaba a noventa millas) que servía para ofrecerle a los extranjeros, haciéndolo pasar por pura cubanía, un folletín surrealista donde la violencia se mostraba con un efectismo pueril.” No parece haber, según García Vega, diferencia de calidad entre las novelas de Carlos Enríquez –no exentas de interés, pero ciertamente prescindibles– y su obra pictórica. Campesinos felices, El rapto de las mulatas, El rey de los campos de Cuba, Virgen del Cobre, Dos Ríos: todo ello es “folletín surrealista” y “efectismo pueril”, como, según García Vega ha afirmado en ocasiones anteriores, Fuera del juego es “periodismo disfrazado de poesía”, De donde son los cantantes puro origenismo y Piñera, a pesar de su gusto por el absurdo, no logra “superar la Forma”.
   Este juicio de García Vega no hace más que reproducir, sin los aciertos expresivos de Guy Pérez Cisneros, la crítica de este a Carlos Enríquez en Espuela de Plata, que manifestaba, en el terreno de la pintura, la posición de la generación que en Orígenes alcanzaría su "definición mejor" contra la que le antecedía. Cuando García Vega dice que a ellos los consideraron enemigos los de la generación de Carlos Enríquez, olvida que fueron los de Orígenes, los más jóvenes, quienes primero atacaron a aquellos, como es de rigor en las pugnas generacionales. Quien revise aquella polémica (que Hernández Busto ha ofrecido en su blog casi entera, incluyendo dos escritos que habían permanecido inéditos hasta ahora) podrá advertir que Pérez Cisneros acusa a Carlos Enríquez de ofrecer, a partir de una imitación superficial de la vanguardia europea, una imagen pintoresquista de Cuba, basada en el trópico, el campo, el afrocubanismo y una sexualidad intrascendente, frente a lo cual el crítico reivindica una cubanidad profunda que no estaría ya en el objeto, sino en la mirada. He aquí, evidentemente, un capítulo más de la controversia entre Orígenes, con su aristocrático penchant por la Cuba secreta y los interiores coloniales, y los “vanguardistas” de la generación anterior, que elevaron al negro, el campesino y el trópico a símbolos universales de lo cubano.
   Frente a la durísima crítica de Pérez Cisneros y de ese editorial de Espuela de Plata inédito hasta ahora, creo que habría que reivindicar a Carlos Enríquez, pues él no sólo sí sabía escribir, sino que es un artista imprescindible en nuestro imaginario nacional. Nos puede gustar más o menos que Mariano, más o menos que Amelia Pélaez, más o menos que Portocarrero (los tres pintores de Orígenes), pero es uno de los grandes pintores cubanos. Que a estas alturas, cuando aquella lucha generacional carece de actualidad y de sentido, García Vega le niegue la sal y el agua, resulta, en mi opinión, lamentable. Su artículo dice muy poco de Carlos Enríquez, pero mucho del propio García Vega, de lo poco que él tiene que decir.

(García Vega, Carlos Enríquez y los debates de Orígenes. Blog Cuba: la memoria inconsolable, febrero 2007)

Wednesday, May 13, 2015

Enrique del Risco vs. la UNEAC

UNEAC: Siglas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Los escritores y artistas cubanos a diferencia de los de resto del mundo no están devorados por la fiebre del mercado. Gente idealista y espiritual cuando están creando su arte lo hacen pensando únicamente en conseguirse un viajecito. Y cuando regresan del viaje cargados de pacotilla diversa les cuentan a sus amigos que sí, que afuera los supermercados están llenos de productos pero que como Cuba no hay nada y a continuación se enfrascan de nuevo en la ardua tarea de conseguirse otro viaje. O sea, la UNEAC puede definida en pocas palabras como una agencia de viajes para gente creativa y espiritual.

(Publicado en la red)

Tuesday, May 12, 2015

Heberto Padilla vs. Guillermo Cabrera Infante

Guillermo Cabrera Infante hace esfuerzos supremos por reunir todos los adjetivos del terror para reflejar nuestra realidad revolucionaria. Quiere dar la impresión de que hasta el cuidadano más humilde de Cuba está en peligro de perecer en las cárceles de una nueva tiranía. Pero si esto fuera cierto a mí no me quedarían esas tres opciones que señala. Ya estaría en la cárcel, condenado por el delito más reprobable, como ocurre generalmente bajo las tiranías. Si la situación que él describe fuera cierta no habría podido encontrar palabras más cínicas para comunicarnos su desconsuelo: “me preocupa únicamente la suerte de mi familia dejada en Cuba, librada de todas las represalias, desde el despido hasta el trabajo forzado”.
(…)
   En un rapto de frivolidad que a duras penas puede conciliar con aquellos años ásperos de nuestra adolescencia, Cabrera Infante expresa su disgusto de ver que en “los barrios elegantes crecen plátanos en vez de rosas”. Pero hace quince años aquellos barrios eran para él y para los que fuimos sus amigos un mundo abyecto y hostil. Entonces ostentaba el orgullo de su limpia miseria. ¿Es esta miseria —donde no hay un solo cubano desempleado— la que perturba sus ojos de ahora? Claro que Londres y París son más confortables que esta isla llena de dificultades y problemas, bloqueada y amenazada, que afirma resueltamente ante el mundo su derecho a la libertad y a la independencia.

(Respuesta a Guillermo Cabrera Infante. Índice, Madrid, diciembre 1968)

Monday, May 11, 2015

Carlos Alberto Montaner vs. Haroldo Dilla

Por mi parte, creo que nunca he conocido personalmente a Dilla y no tengo criterio sobre su persona. He leído algunos artículos suyos que me han gustado y otros que me han parecido parcialmente equivocados o disparatados.
   Me han dicho que fue miembro de la juventud o del partido comunista cubanos, algo que no me consta, pero ese dato, de ser cierto, no lo hace mejor ni peor. Lo mismo sucede con los exnazis, los exfascistas y los expinochetistas. La militancia es cuestión de ideas. Lo que importan son las acciones.
   Siempre hay tiempo y espacio para rectificar los errores juveniles, mientras no se tengan las manos manchadas de sangre, y no hay ninguna evidencia ni sospecha de que Dilla haya participado directamente en la represión y la violación de los Derechos Humanos de nadie cuando formaba parte de esa lamentable dictadura, aunque fuera lateralmente y en los estribos del poco influyente aparato académico cubano.
   Supongo, por el tono de sus escritos, y porque, finalmente, acabó exiliado, que le parecía repugnante la atmósfera de terror que se vivió en la universidad cuando él estudiaba, o cuando era profesor y veía cómo expulsaban y perseguían a algunos de sus compañeros por ser homosexuales o creyentes, y hasta convocaban a actos de repudio para ofenderlos y humillarlos antes de echarlos a la calle condenados a una especie de cruel ostracismo moral.
   Alguien, como él, que cree que la universidad debe tener las puertas abiertas, debió sufrir como una gran afrenta la política excluyente por razones ideológicas de esa institución ("la universidad es para los revolucionarios"), aunque no tengo información de que haya manifestado públicamente su descontento por estos atropellos cuando era estudiante, o luego cuando le tocó participar del claustro de profesores. 
   Si defendió a las víctimas, debe aplaudírsele. Si calló y otorgó, le cabe algún grado de responsabilidad moral en toda esa barbarie, aunque no seré yo quien se lo eche en cara. No es ese mi papel. Creo que dio un buen paso cuando abandonó al régimen, y ya se sabe que las dictaduras totalitarias contienen este deprimente factor de contaminación general que las hace especialmente repulsivas.
   Más que regímenes distintos, las revoluciones totalitarias son un gran charco de inmundicias en el que deben chapotear los partidarios para poder sobrevivir, ascender y mantenerse. Romper con ese lodazal es siempre meritorio y merece aplauso, aunque algunas personas queden parcialmente percudidas y psicológicamente afectadas, especialmente si tienen conciencia crítica.  
   Más curioso me resulta, en cambio, que siga siendo marxista, pero ni siquiera eso, a mi juicio, lo descalifica en el orden personal, pese a lo que implica de terquedad intelectual frente a la experiencia de sus propias vivencias en la marxista "dictadura del proletariado" del manicomio cubano, a lo que se agrega un siglo de barbarie, cien millones de muertos a lo largo del siglo pasado, veinte fracasos en todas las culturas y situaciones y bajo toda clase de líderes. Sencillamente, como dicen en España los más barrocos, hay "personas inasequibles al desaliento", o, como ratificaba el torero, "hay gente pa' to".

(La arrogancia y el error. Diario de Cuba, julio 2013)

Friday, May 8, 2015

Miguel Angel de la Torre vs. “Las impuras”, de Miguel de Carrión

Tal parquedad de estilo en Miguel de Carrión pudiera no ser defecto. Máximo Gorki la comparte, sin detrimento de sus méritos de novelista insignes. Pero nuestro compatriota lleva ese desdén suyo hacia lo que pudiéramos llamar la parte adjetiva de su arte a extremos verdaderamente condenables, porque comprometen el acierto total y en ocasiones llega a tocar la médula misma del empeño. No se trata ya de la gramática ni la retórica, sino de esas leyes inmanentes y rudimentarias a las cuales está sujeto el arte de novelar.
   El señor Carrión acaso sea una víctima de su sinceridad. Acaso su desmaño sea el efecto de su voluntad de no fingir ni disfrazar la realidad, aspirando a encuadrarla en sus libros tal como la tropezó en la vida diaria. ¡Deseo imposible y engañador! Eso lleva a la fotografía.
   Un pintor y un fotógrafo, puestos frente al mismo paisaje, producirían dos paisajes diferentes. El objeto sería el mismo, pero en la obra del pintor habríamos de encontrar, al lado de lo copiado, el reflejo de su temperamento y el trasunto de su arte. Ahora bien, ¿cuál de ambas cosas es la principal? Lo sustantivo en tal caso es indudablemente el destello mental a cuya lumbre lo veamos. Hoy no nos importa casi el nombre de los hombres y mujeres retratados por Velázquez y Van Diyck, mientras seguimos arrodillándonos ante el genio de los retratistas.
   Efectivamente, puede interesarnos poco el problema de herencia estudiado por Zola en su Rougont Marquard, pero el aliento de cíclope que alienta tal monumento literario nos pasma y encanta. El vaso es lo que importa, aunque tiremos el contenido. ¿Le quedarían méritos para subsistir a estos libros de Miguel de Carrión si nos desentendemos del valor de sus doctrinas y sus intenciones épicas? La respuesta nos parece dolorosa.
   Porque, restado ese valor circunstancial y artísticamente adjetivo, ¿qué nos queda de esta obra? El autor no quiso preocuparse de la perspectiva, del colorido, del fondo, del decorado.
   Quisiera ser justo hasta el fin. A primera lectura pudiera juzgarse por lo escrito que creo al señor Carrión en absoluto desprovisto de cualidades de novelista.
   Y no es así. El autor de Las honradas y Las impuras posee condiciones magníficas para fabricar novelas, pero no ha sabido explotarlas. No basta para descubrir los tipos y luego aceptar a enredarlos en una acción, a lo largo de la cual vayan desarrollando paralelamente una tesis ultra artística más o menos disimulada. Hay algo más.
   Hay que configurar a adaptar estos tipos unos a otros, para que jueguen sin rechinamientos dentro de la acción novelesca; buscarles un fondo armónico y pintoresco, contra el cual se destaquen a buena luz; colocarlos y moverlos atinadamente sin que se estorben y eclipsen unos a otros, cuidando la perspectiva.
   Y de esto carece el señor Carrión. Él sabe fabricar los muñecos de su guignol, pero no sabe moverlos atinadamente.

(Los muñecos de Carrión. Heraldo de Cuba, octubre 1919. Ref: Blog Hotel Telégrafo)

Thursday, May 7, 2015

Norberto Fuentes vs. la Generación del Mariel

La única vez que Guillermo Rosales estuvo cerca del Mariel fue en la primera jornada de Girón en abril de 1962, cuando fuimos a cortar caña para un central de la zona el sábado 20 y regresamos al otro día. Lo digo porque un comercial en YouTube de la Editorial Silueta nos invita a la próxima aparición del libro de Carlos Velazco y Elizabeth Mirabal sobre Guillermo. Con esos autores, garantizado un buen libro. Lo que no puedo pasar por alto es la segunda frase del corto cuando califica a Guillermo como “uno de los más emblemáticos autores de la Generación del Mariel”. Bueno, si solo fuera del Mariel, pues entonces habría que decir, en justicia, que es el más emblemático, más desesperado, más carismático, y mejor, por carrera larga, de todos los autores de ese grupo. Si aceptamos la premisa, desde luego, Guillermo brillaría como un sol en una cueva de espantados murcielaguitos. Debemos entender que a esa generación no pertenece ni siquiera Reinaldo Arenas, al que igualmente le endilgan el título, porque a todas luces Reinaldo es de la mía, o por lo menos se las arregló para publicar su Celestino antes del alba en 1967, un año antes de mi Condenados de Condado, y que haya venido en un bote de la famosa estampida del Mariel no lo convierte automáticamente en miembro de esa generación posterior. Es el mismo caso de Guillermo y su conocida amistad con Carlos Victoria. No significaba que Guillermo calzara los mismos zapatitos. La realidad es otra, muy distinta. Yo también fui amigo de Carlos Victoria —ese sí, al parecer, un representante genuino de la generación del Mariel—, o por lo menos lo conocí. Realmente, nunca me ha interesado mucho ese tipo de personajes. Estábamos en la onda de hacer una revista al principio de mi llegada al exilio. Creo que fue un invento de Jorge Dávila meterlo en nuestro equipo, y de esa manera lo conocí. Éramos Jorge, Adolfo Rivero, Alberto Batista, Andrés Reinaldo, Carlos Victoria y yo. Nos reuníamos los sábados por la mañana en casa de Jorge, en Westchester,el apacible barrio de clase media de Miami, y Jorge nos esperaba puntualmente con unos portentosos desayunos. De alguna manera iba a ser la quinta publicación literaria cubana de importancia después de Social, Orígenes, Lunes de Revolución y El Caimán Barbudo. Era el interés, así como los desayunos. Desayunos que evidentemente comenzaron a salirle caros a Jorgito, aunque no pueda precisar ahora si los cubos de café con leche que Yorch nos escanciaba tuvo que ver con la desaparición de la quinta publicación literaria cubana de importancia, sin que siquiera imprimiera un número. Luego supe que Carlos Victoria estaba muy ofendido porque yo había colgado en Internet una carta de Reinaldo Arenas muy poco favorable para Miami. En fin, a lo que iba al principio: incluir a Willy —Guillermito—, en esa generación, significa que un grupo de zarrapastrosos bolcheviques de origen cubano, unos mocosos todos, salidos de la manga del Comandante, algunos aún en activo como Silvio Rodríguez o Víctor Casaus o Guillermo Rodríguez Rivera (el otro Willy del grupo) y los más retraídos en el presente, como Raúl Rivero o este mismo servidor, o los que ya apagaron la planta y se fueron del aire, como Luis Rogerio Nogueras “Wichi el Rojo” o Jesús Díaz, por supuesto que perteneceríamos en masa, por derecho propio, a tal generación. Además de que Guillermo cayó en Miami desde España, todo por avión y con pasajes debidamente pagados, nada de flotilla de desvencijadas embarcaciones. Coño, caballeros, es hora de que acepten a Guillermito como lo que era: un escritor forjado en la Revolución Cubana y que desde los quince años vestía uniforme verde olivo y andaba de maestro voluntario. Hasta pudiera haber sido hoy un mártir como el negro Conrado Benítez. Ustedes, paren de cubrir sus insuficiencias de talento y querer emplearlo como emblema de algo que no ha producido un solo libro de interés, al menos si se les compara con los mismos de Guillermo Rosales. ¿El Mariel? Si el Mariel tuvo una impronta en su vida fue cuando, vulnerable y solo, lo llevaron a renunciar a su historia y a sus raíces y que se matara. Ese fue el servicio de la generación del Mariel respecto a una de las criaturas más emblemáticas de la generación de los hijos de la Revolución Cubana.

(El Mariel mata. Blog Libreta de Apuntes, julio 2013)

Wednesday, May 6, 2015

Leopoldo Ávila vs. “Tres tristes tigres”, de Guillermo Cabrera Infante

“Tres Tristes Tigres” es una larga colección de cuentos, pedazos de narraciones, etc, una especie de rompecabezas con el que Caín quiere asombrar al mundo y que con la ayuda de “buenos” amigos, de algún crítico que se ha dejado sorprender y el poderoso impulso de las publicaciones de la CIA, ha logrado, al menos, cierta resonancia. Objetivamente: toda valoración de esta obra está falsificada por el amiguismo y la política. Nadie que la lea puede colocar a Caín junto a García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes o Carpentier ni aún Asturias. Sólo “Mundo Nuevo”, por cuenta y riesgo de la CIA, puede hacer semejante ubicación. Es una novela sobre La Habana —sobre una parte de La Habana (tres cuadras de una calle: La Rampa, según confesión del autor), una Habana que ha existido, es cierto, pero no la única. Es La Habana de los borrachos, los homosexuales, los toxicómanos y las prostitutas: La Habana de Caín, en una palabra. En relación con Cuba, la novela resulta extemporánea y pedante, aunque haya intentos de captar el habla popular que sean interesantes. Las parodias de los literatos y escritores que incluye, mal hechas, falsas y sin gracia, están además, coronadas por la irreverencia injustificada y cainesca de una parodia de Martí. Sólo quien ha perdido todo concepto de amor a la Patria y a su historia podía haber hecho lo que ha hecho Cabrera con el Apóstol: el equivalente literario de lo que hicieron los marines americanos en la estatua del Parque Central.

(Las respuestas de Caín. Verde Olivo, noviembre 1968)

Tuesday, May 5, 2015

Haroldo Dilla vs. Carlos Alberto Montaner

El neoliberalismo es una doctrina cuya puesta en práctica no solo ha causado muchos estragos sociales, frustraciones y miserias, sino que ha estado precedido por ellos. Sencillamente, porque sus postulados solo pueden practicarse desde la represión y la inacción social, de lo cual el régimen de Pinochet en Chile —con sus asesinatos, desapariciones y torturas— fue un ejemplo trágico.
   Pero aún así, leer La Acción Humana o El camino a la Servidumbre es siempre un motivo de regocijo intelectual que sugiere que efectivamente hay cuotas de ideas atendibles en una propuesta teórica que coloca al mercado como principio ordenador de la sociedad. Pero como sucede en otros cuerpos teóricos, el argumento neoliberal se degrada cuando cae en manos de divulgadores menos ilustrados que los padres fundadores.
   Y CAM es un ejemplo de esto último, a lo cual se suma su tendencia a opinar sobre lo que no conoce, desfigurar situaciones, ofender a sus adversarios y hacer de su ideología un credo fanático. Como ocurre ahora con los estudiantes chilenos, pero antes con la izquierda latinoamericana que posee brillantes representantes en el continente, y a los que en algún momento llamó —escoltados por otros dos “perfectos amigos”— “los perfectos idiotas”.

(La ignorancia y el cinismo. Cubaencuentro, julio 2013)

Monday, May 4, 2015

Vicente Echerri vs. José Kozer

Aunque un impulso natural me lleva a alegrarme siempre que un compatriota recibe alguna distinción, el afecto y el respeto por la poesía me obligan a deplorar este premio por los malos ejemplos a que puede inducir. La escritura arbitrariamente segmentada que el Sr. Kozer segrega —por confesión propia— de manera incontinente no creo yo que pueda tener cabida en esta noble tradición, si exceptuamos los experimentos de la Vanguardia y sus lamentables derivaciones y parodias. Desde luego, ningún premio tiene la virtud de agregar méritos sustantivos, de lo contrario Zoé Valdés, que ha recibido algunas de las más altas distinciones editoriales en España, estaría entre los primeros escritores de la lengua.

(comentario publicado en la red, Jul. 2013)

Friday, May 1, 2015

Matías Montes Huidobro vs. “Aire frío”, de Virgilio Piñera

A pesar de la fama de Piñera y de que para algunos es su obra más importante, y de que Luz María Romaguera es una de las grandes heroínas de la dramaturgia cubana, esta pieza dista de ser una de mis favoritas, quizás tal vez por su incursión en el neorrealismo cubano, franco antecedente de los bajos fondos que vendrá después. No se me esconden los méritos, pero para mí la puesta en escena de Aire frío, fue una brutal experiencia teatral, y salí del teatro a punto de que me diera un colapso, con el corazón saliéndoseme por la boca. El final de la obra nunca lo he considerado particularmente bueno. Desde que la leí por primera vez, me pareció un desastre, porque el padre, que no ve, tal parece que es sordo, ya que aparentemente ni oye y ni reconoce las voces, sin poder identificar las de nadie. La escena tiene lugar, además, en el momento en que la madre está a punto de morir, con la participación de uno de los hermanos del protagonista, que está sordo, y que como bien sabían Goya y Beethoven, esto no tiene la menor gracia. Una situación patética, trágica, que es convertida por el dramaturgo en un grotesco. Piñera fue un escritor transgresor que supo llegar a las entrañas de la crueldad de una obra a la otra, y la del último acto de Aire frío es de alto voltaje, precisamente por una condición realista que llega casi a la irrealidad. Aunque yo al realismo lo detesto, reconozco que en cierto sentido más efectivo no pudo ser. En medio del caos, la escena se la “roba” el personaje del sordo, que no había aparecido en todo la obra y que sería francamente eliminable, salvo por el hecho que Piñera lo utiliza de forma astracanesca, uniendo a la sordera una voz distorsionada que acrecienta el grotesco de la situación. Para colmos, además de confundir todo lo que decían los demás, los otros tampoco lo entendían lo que él decía. La influencia mediática en la obra se deja ver, porque también tiene una procedencia radiofónica a través de un sordo paródico, Cucufate, que recuerdo de la radio cubana de los cuarenta o los cincuenta. En todo caso, el dramaturgo la pone en práctica en esta última secuencia, a lo que va a unir, a los estertores de la muerte, la ceguera y la sordera de los personajes, que no daban pie con bola, como si fuera una escena de una película de “Los Tres Chiflados” haciendo disparates. El público se desternillara de la risa, convirtiendo todo aquel espectáculo macabro y grotesco en un absoluto reality show en el cual los que estábamos en la platea éramos copartícipes. Para mí era bochornoso. ¿Cómo explicarse el hecho tratándose de un escritor que, seguramente, debió haber sufrido en carne propia crueldad semejante, por haber padecido la burla homofóbica y por su propia apariencia física? ¿O era esta burla, precisamente, la explicación? ¿Y la del público, cuál podríamos darle?

(El teatro de la crueldad: una pateadura histórica. Diario de Cuba, junio 2013)