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Friday, May 30, 2014

C. A. Aguilera sobre “Teatro Completo” de Virgilio Piñera, Letras Cubanas 2002

Otra de las «virtudes» de esta edición es que deja fuera la primera obra de Piñera: Clamor en el penal (con un título que parece sacado de alguna película de Juan Orol) y En esa helada zona, escrita después de Electra Garrigó; textos que hubieran servido para entrever los caminos que la-oscura-cabeza-negadora, como le gustaba decir a Lezama, intentaba antes de piezas como Jesús, El flaco y el gordo y El no...
   Tampoco se incorpora lo que el mismo Rine Leal, antologador y compilador de esta selección, llamó hace más de una década Teatro inconcluso, libro que trajo a flote una serie de mentalidades que, sin duda, ayudaron a pensar el espacio Virgilio (espacio que se ha ido rellenando con el tiempo) y aportaron bocetos tan atendibles como ¿Un pico, o una pala? o Las siameses, para sólo citar las más delirantes.
   Por cierto, a través de la introducción nos enteramos que los años de muerte-en-vida para Piñera, aproximadamente del 70 al 79, fecha en que murió biológicamente, y en los que fue reducido al más perverso de los anonimatos —no se le permitió publicar, ni viajar y, para colmo, la ley 1249 castigaba con nueve años «la ostentación pública de homosexualidad»—, fueron años pastorales. Virgilio, como buen viejito, «se negaba a la jubilación», escribe Leal, y repartía su tiempo —parece decir— entre amigos, traducciones de libros y partidas de canasta. Algo casi idílico si la realidad, por desgracia, no hubiera funcionado como una aplanadora.
   ¿Es posible, entonces, un Teatro Completo tan incompleto? ¿Una broma, más allá de la posibilidad de volver a leer a Piñera, tan perversamente colosal?
   No, y, evidentemente, sólo en un país con tan alta concentración de poder, me gustaría pensar también, de culpa, donde todo tiene que funcionar dentro de una fuerza despótica, esa esencia de ferretería tan propia al imaginario de Virgilio tiene que limitarse a las pequeñas censuras, a los escamoteos policíacos. Asumirlo completo sería imposible. Hay demasiada ficción contra-Estado, desparpajo e intrascendencia en su obra. Demasiada parte falsa. Y ya sabemos que los regímenes «serios» no se pueden permitir ciertas cosas. De lo contrario, la literatura, más que panfleto, sería, en algunos lugares, sólo literatura.

(La Parte Falsa, Encuentro de la cultura cubana, No. 36, 2005)

Thursday, May 29, 2014

Manuel Díaz Martínez sobre Roberto Fernández Retamar

Si memorable es la pantagruélica epopeya de las comidas y bebidas de Cuba que, en mesa sueca, el Comandante ofreció a sus invitados mientras en la oscura noche de la isla el hambre, como una loca, tocaba a todas las puertas, más memorable aún me parece el entusiasmo épico-fúnebre en que súbitamente ardió el poeta Roberto Fernández Retamar. Momentos antes de pasar al salón comedor, cuando, moviendo grácilmente sus finas manos el Máximo Líder se derramaba en eutrapelias ante Alberti y su mujer, se oyó de pronto la engolada voz de Retamar: «Mira, Fidel, aquí hay dos escritores jóvenes muy valiosos que acaban de ganar premios importantes en el extranjero y que al igual que nosotros están dispuestos a morir en una trinchera por la revolución». Castro, que miró atónito a Retamar sin dar señal alguna de estar interesado en conocer a esos escritores jóvenes a que se refería el poeta, se volvió hacia los allí reunidos y, alzando los brazos por encima de la cabeza, exclamó con remarcado tono sarcástico: «¡Pero oigan a Retamar, ahora resulta que Retamar está apocalíptico!». «Es verdad, Fidel, ellos están dispuestos a morir como nosotros», insistió, anafórico, el poeta. Y Fidel, sin bajar los brazos y paseando su mirada burlona sobre todos, volvió a exclamar: «¡Pero quién le ha dicho a Retamar que nos queremos morir! ¡Está apocalíptico!». La novelista Mary Cruz, que estaba a mi lado, me susurró, incrédula: «Díaz Martínez, ¿usted está viendo y oyendo lo mismo que yo?».

(Retratos de la memoria, Encuentro de la cultura cubana, Nos. 21/22, 2001)

Wednesday, May 28, 2014

Humberto López Guerra vs. Wendy Guerra

En realidad Guerra no es nada original: cabalga alegremente por el oblicuo trillo con sus compañeros en el arte de ser artistas inconformes, pero plagados de un conformismo rayano con la complicidad de un régimen que se aprovecha de sus talentos, fama, entrevistas y giras internacionales, para apuntalar la falsa hipótesis de que en Cuba hay libertad de expresión, que artistas inconformes, críticos, reconocen los logros revolucionarios desde una posición crítica.

(Wendy Guerra y el travestismo en Cuba. Blog de Zoé Valdés, octubre 2011)

Tuesday, May 27, 2014

Manuel Sosa vs. Norberto Fuentes

Yo no soy el único obsesionado con Norberto Fuentes. He leído reseñas donde los autores dan fe de su curiosidad por el sujeto, como si fuera una especie de ornitorrinco literario que amerita la verificación y el escrutinio. Porque es difícil encontrar un hombre de letras cuya esencia sea la suma de todas las cosas que no es. Así, Norberto Fuentes no llega a ser periodista por su excesiva cercanía, capaz de abandonar la cámara y el bolígrafo para limpiarle la metralleta al general o participar en interrogatorios de prisioneros; no es escritor, novelista, cuentista, prosador: sus libros no califican como buena literatura, aunque sirvan de referencia a la filología de la Revolución; no es hombre de acción, pese a haber servido como adlátere de selectos (dulces) guerreros, ya que la pasividad palaciega es una de sus grandes pasiones; es incapaz de escribir un buen memoir porque sus memorias son las de otros; no es intelectual castrista, pues fue desterrado de la Corte hace muchos años, sin posibilidad de readmisión; no es activista contra la dictadura que gobierna en su país, pues su papel se limita al análisis desde ángulos inesperados, como si todavía mantuviera un acceso secreto; no es una figura visible, pero mantiene opiniones que siguen siendo bien pagadas; acopia notas y más notas sobre su propia masculinidad, y a la vez nos agobia con minuciosas descripciones de portañuelas abultadas. Ornithorhynchus anatinus dije, y no dije mal.

(Que trata del reclamo de paternidad que hace Norberto Fuentes sobre la disidencia literaria en Cuba, y su propia relación con el Orden Ornithorhynchus. Blog La Finca de Sosa, 2009)

Monday, May 26, 2014

Duanel Díaz vs. literatura policial cubana

Armando Cristóbal Pérez, José Lamadrid Vega, Rodolfo Pérez Valero, Luis Adrián Betancourt, Alberto Molina: ¿quién se acuerda hoy de aquellos escritores? Sin embargo, eran los narradores más populares de los setenta y los ochenta. Sus libros, en tiradas de entre 20 mil y 200 mil ejemplares, se agotaban en pocos días, y muchos fueron versionados en la radio y la televisión, ejerciendo una considerable influencia sobre toda una generación de cubanos que no contaban con demasiadas opciones de entretenimiento.

(Palabras del trasfondo, Editorial Colibrí, Madrid, 2010)

Friday, May 23, 2014

Fermín Gabor vs. Alexis Díaz Pimienta

Hacía ya algún tiempo que el ministro Prieto percibía una ausencia en la Colección Cubana de la Biblioteca Nacional “José Martí”, ausencia de la cual no se libraban tampoco la sección cubana de la Biblioteca del Congreso (Washington) y la colección de libros cubanos de la Florida International University (Miami): ninguna de esas tres grandes acumulaciones bibliográficas albergaba un Quijote cubano.
   No se trataba de que las aventuras del Caballero de la Triste Figura viniesen a suceder en los Remates de Guane. Ello conformaría una vulgar parodia, y ya contábamos, por ese estilo, con una versión del segundo poema de Homero en La Odilea de Francisco Chofre. Pero indudablemente devenía inglesa la cólera de Aquiles desde que existían varias excelentes traducciones británicas de la Ilíada, y el único modo de obtener un Quijote cubano pasaba por la traducción del original cervantino.
   No del castellano de los Siglos de Oro al castellano del Cotorro. La solución (determinó el ministro Prieto al final de una larga reunión consigo mismo) estaba en traducirlo al verso  Y había un solo hombre capaz de producir tal estropicio.
   ¡Jardín!
   ¡Pimienta!
   ¡Eureka!
   De manera que, reunidos en tierras españolas (Cádiz, hace dos años, bajo el lema “Cultura y Libertad en Cuba”), Prieto y Sánchez pidieron al poeta repentista que metiera en cintura al Quijote, que lo metrificara, lo versificara, y lo entregara a los adolescentes cubanos, tímidos a la hora de entrarle al original. Porque había que llevar quijotismo a esos jóvenes (¡Santa Masividad de la Cultura!) y un Quijote rimado podía ser tan asequible para ellos como la letra del más querido reggaetón.
   El libro iba a ser presentado en La Cabaña (al fin y al cabo fusilaban a Don Quijote) e, igual que a Pierre Menard, a Díaz-Pimienta no le alcanzó su tiempo. (La edición de Gente Nueva sólo publica unos capítulos. A diferencia de Menard, Alexis Díaz-Pimienta continúa con vida y, según ha trascendido, actualmente trabaja en la versión rimada del Poema pedagógico de Antón Makárenko, texto que, pese a su título, fue publicado originalmente en prosa.) 

(La Lengua Suelta # 32. La Habana Elegante, segunda época)

Thursday, May 22, 2014

Buenaventura Pascual Ferrer vs. Manuel de Zequeira

Salud pública. Algunos médicos que han examinado las enfermedades que reynan en la Havana han descubierto que la causa es el papel impreso en que envuelven los pulperos las especias, en el qual, después de disueltos algunos discursos que contenían, se han manifestado muchas partículas de plomo y de otros materias pesadas muy dañosas para la salud.

(reproducido en la red)

Wednesday, May 21, 2014

Félix Lisazo y José Antonio Fernández de Castro vs. Gustavo Sánchez Galarraga

Su primer libro de versos, La fuente matinal, publicado en 1915, pudo señalarlo como una verdadera promesa. En él se encontraban ya las notas características de su poesía, que marcaron después la orientación definitiva del poeta: musicalidad y sentimentalismo. En su obra posterior, abundantísima, rara vez ha podido superar el conjunto de aquel su primer libro, en el que por lo menos se presagiaban más altos rumbos, hecho que quizá se deba a la prodigalidad con que este poeta se ha prestado a celebrar en sus versos los más disímiles acontecimientos, fechas y personajes, llevando a algunos críticos a llamarle, merecidamente, poeta de circunstancias. La orientación fácil en que Galarraga se ha refugiado, tras la musicalidad y el sentimentalismo, seguramente envanecido con el triunfo gratuito natural a la índole de su poesía, oscurece y anula sus indiscutibles dones líricos, y neutraliza el ansia de superación que debe alentar en todo poeta genuino.

(La poesía moderna en Cuba [1882-1925]; Madrid, 1926)

Tuesday, May 20, 2014

Raúl Hernández Novás vs. Desiderio Navarro

(El deciderato mide
los deciderios que alcanza
el plagio, y juro no es chanza -
-mi seriedad me lo impide-
si afirmo que en él incide
un cable de 100 amperios...)
Si acaso es vuestro criterio
de personas consecuentes
detectar los disidentes,
agregarle un disiderio...

(Blog Efory Atocha)

Monday, May 19, 2014

Zoé Valdés vs. “Sobre los pasos del cronista”, de Carlos Velazco y Elizabeth Mirabal

Guillermo Cabrera Infante nunca rompió con Cuba, rompió con el castrismo. Jamás declaró que no quería que los cubanos lo leyeran, al contrario. Recuerdo el amargo dolor de Guillermo cuando me contó que a una maestra santiaguera le habían puesto una multa de 500 pesos por hallarle un libro suyo, noticia que salió publicada en la prensa. Pero Guillermo Cabrera Infante siempre se negó a que la dictadura castrista usara su obra para sus fines criminales y mentirosos.
   Por último, leí algunos capítulos del libro en cuestión que será presentado en Cuba. Me lo mandó una persona desde dentro de la isla, cuyo nombre no puedo dar por razones obvias. Entre los testimonios se encuentra el de Pablo Armando Fernández que se remite a contar que Guillermo estuvo enamorado de él toda la vida, bueno, todo el mundo sabe lo que a Guillermo le gustaban las mujeres, pero no ese tipo de mujer que es Pablo Armando Fernández  —me aclara Miriam Gómez. Enrique Pineda Barnet —qué pena— todavía anda perdido en un viejo premio literario de juventud, su mezquindad no le permite ver la grandeza del Premio Cervantes con el que fue recompensado Guillermo Cabrera Infante y toda su obra.
   La primera esposa del autor de Cuerpos Divinos (donde se menciona a esta señora ampliamente), madre de sus hijas, criadas por el padre y por Miriam Gómez en el exilio, a las que les dieron educación y costosa enseñanza a pesar de su situación económica, desvela momentos de intimidad sensacionalistas que no aportan nada más que chismorreos, en los que ella misma queda muy mal parada, qué lástima que no se dignó a publicar la correspondencia suya con el escritor, donde contaba sus miserias bajo el régimen castrista, y donde le suplicaba que la sacara de Cuba. Pero todo esto verá la luz algún día.

(Guillermo Cabrera Infante y el libro infame. Blog de Zoé Vadés, agosto 2008)

Friday, May 16, 2014

Ignacio T. Granados vs. Ángel Velázquez Callejas

Cuando el señor Callejas se acercó a mí —no fue a la inversa— llamó mi atención, porque su lenguaje evidenciaba una capacidad para la inteligencia; pero una capacidad no obliga a su ejercicio, y desde entonces le tiene que haber quedado claro que no me interesa, ni él ni el atajo de oportunistas y mediocres de que se rodea. Tanto criticar a los pajaritos azules por dedicarse al champú, para terminar haciendo lo mismo, las personas racionales se avergonzarían de semejante apoyo; lo peor es que lo arrastren a uno en ese estercolero en que depredan desconociendo todo límite, pensando que con proyectar en otros sus frustraciones y ansiedades logran transferírselas efectivamente. Callejas, enceguecido por la adulación oportunista se hace oportunista él mismo, y hoy se dedica a ofrecer dictados morales; y hasta es posible que haya caído en la ofensa con ánimo reconciliatorio, al pensar que uno se alegraría con la bendición hasta de un hipócrita vulgar y mediocre, hay un azno entre ellos que piensa así. El Sr. Callejas es libre como todo el mundo de revolcarse en ese estercolero, o en cualquier otro que escoja; sólo que no tiene mezclar a quien a bien ha tenido distanciarse de tanta mezquindad, la decencia es [aún] una virtud, y hace la diferencia.

(Velázquez Callejas en el fondo de la luz. Blog Dirty City, mayo 2012)

Thursday, May 15, 2014

(Falso) Fermín Gabor vs. Encuentro

Cada vez más, la sucursal Encuentro de la Cultura Cubana se afianza en una concentración de venerabilidad que nos anonada. Este dato es más visible en la revista de papel (para distinguirla del diario en la red, pero ambos blancos me seducen: mi arco se tensa con avidez) y en sus maneras de autoelegirse como el Foro de foros. En La Habana se practica el culturalismo circense; en Madrid y demás sucursales (Miami, New Jersey) el culturalismo de séance. Lo que en una plaza se vocifera, en la otra se manifiesta en la voz fingida de una pitonisa de tertulia, a la cual se acude con una mezcla de desconfianza y asombro. La revista se ha convertido así en el Otro Valladar: posee el encanto del desarraigo (una obra aunadora, por ser fruto de destierros y nostalgias); sus colaboradores encantan por destilar selectividad y esa rara amargura (que es un privilegio a la vez) de conocer la médula del lirismo (perdida la épica) que les embarga.

(Elegidos y no. Las nuevas élites cubanas y la familia de Encuentro. Blog El Abicú Liberal, julio 2007)

Wednesday, May 14, 2014

Marcelo Pogolotti vs. “La última lección”, de Carlos Loveira

La novela ganaría mucho si se desecharan las redundancias machaconas y la gran copia de trivialidades que la abultan. Aquí, como en todas sus obras, Loveira pormenoriza demasiado so pretexto de realismo, y se regodea pintando minuciosamente escenas sexuales carentes de interés a fin de probar, quizá, que no se arredra ante nada cuando se trata de presentar sin prejuicios toda la verdad. Lo cierto es, también, que el donjuanismo criollo hacía que los novelistas de la época se preciaran de ser catedráticos en cuestiones amorosas, no dejando pasar una ocasión para demostrar sus conocimientos de los resortes supuestamente secretos de la mujer que, de hecho, son de sobra conocidos; y Loveira sobrepasa a todos los demás en este sentido. Se trata, hasta cierto punto, de compensar las propias frustraciones, y el resultado es contraproducente, ya que la pretendida madurez se trueca en risible puerilidad. El autor quiere presentar a los «erotómanos» —según él mismo los denomina— del trópico, excitados por el clima y obsedidos por el deseo insatisfecho por motivos sociales. El caso resulta obvio para el sicoanalista, pero lo malo es que el escritor se toma demasiado en serio cuando la ridiculez pide una caricatura. Así, pues, habría que depurar reiteraciones superfluas al par que tediosas, no tanto por pudibundez como en nombre de la estética. Añadamos que aquí el autor se ha excedido hasta convertir su obra en una vulgar novela erótica plagada de cursilerías, incluyendo las científicas, al extremo que las hijas del doctor le preguntan a su padre cómo sigue de su «cefalalgia» en lugar de decir simplemente «dolor de cabeza», término aquél de todo punto digno de «fotofobia» palabra empleada por el propio autor para significar «deslumbramiento» en Los inmorales.

(La República al través de sus escritores, Editorial Letras Cubanas, 2002)

Tuesday, May 13, 2014

Ogsmande Lescayllers vs. Zoé Valdés

Zoé Valdés necesita darse una ducha de modestia; reflexionar un poco en lo que fue y analizar lo que es. Todo ese cotarro daría una imagen opaca, muy próxima a la nada o al vacío.
   Ya sé que eso de la ficción no se le da nada bien, basta leer sus novelones, donde, más allá de orquestar una cascada de groserías sin término, el panfleto político asume el rol hasta hacerse bazofia.
   No sé de dónde saca esas garras “políticas” y esos deseos de vengarse de todo lo que le huela a comunista, cuando hasta ayer, como se dice en la isla, "estuvo chupando de las tetas" del régimen. Ella sabe, y lo sabe bien, que si hubiera que tomar represalias, por alguna rara razón de la insensatez humana, a la hora de producirse un cambio en la isla hacia la democracia, ella sería una de las perjudicadas, porque, mucho que había que cuidarse de ella cuando andaba detrás de Silvio Rodríguez, de Manuel Pereira y Alfredo Guevara; cuando, además, sin ser nadie, sin haber realizado estudios, se embarcó para la embajada de Cuba en Francia y luego figuró en un cargo en la UNESCO representando al régimen y, más tarde, como subdirectora de la revista del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica). ¿De cómo llegó hasta allí? Para los que hemos tenido que sufrir los desmanes del régimen no nos es difícil imaginarlo y saberlo.

(Zoé Valdés y la prueba del algodón. Xornal de Galicia, julio 2008)

Monday, May 12, 2014

Ernesto Hernández Busto vs. Nicolás Guillén

Pero volvamos a Guillén, que en sus West Indies Ltd. (1934) imitó a la perfección la sardónica sintaxis de las letrillas gongorinas. Antes había escrito Motivos de son y Sóngoro Cosongo, libros en los que mostró una acepción limitada del registro poético, al utilizar el habla de los negros cubanos como recurso expresivo dominante, sin lograr romper con la mirabilia barroca. Fue el Siglo de Oro el que lo hizo caer en lo folklórico: lo que a los españoles de la época de Góngora les había sonado raro, a los cubanos del Treinta les gustó demasiado. La caricatura podía convencer a muchos de que ahí estaba la cultura cubana. Menos a Lezama y a otros que sospecharon, porque habían leído bien a Góngora, que aquello tenía que ver con una mirabilia impostada. Algo molestó al propio Guillén, especulo, cuando decidió, poco después, trasladarse al terreno más cómodo de la llamada "poesía social". Ya había dado el primer paso para que la Revolución lo encerrara en su monumento de Poeta Nacional. A partir de entonces, lo acompañó el aura del Siglo de Oro y sus virtudes estilísticas, casi un lugar común desde los bombos y platillos de Mirta Aguirre. Pero, ¿qué había detrás de ese Siglo de Oro, si no el efecto incorporativo, gracioso e ingenuo de aquella letrilla gongorina, convertido ahora en sonido folklórico?
   Un poeta tan poco sospechoso de racismo como René Depestre ha descrito muy bien el declive de la poesía de Guillén después de 1960. Ese declive no es casual: la Revolución no afectó, por ejemplo, la poética de Lezama. Lezama puso a Góngora en verso libre, y harían falta más páginas para demostrar que el impacto de esa transformación es sinónimo de una verdadera revolución poética en la tradición hispanoamericana. Hacia 1960, Lezama había logrado destronar, a un mismo tiempo, a Góngora y a Martí, curándose en salud poética de su particular "angustia de las influencias". Por eso lo considero superior a Guillén, y el punto más alto de nuestro canon.

(Un canon, un gran canon. Cubaencuentro, marzo 2001)

Friday, May 9, 2014

Cintio Vitier vs. Jorge Mañach (2)

Pero el doctor Mañach no nos ha dicho cuál es para él la esencia de la poesía de José Lezama Lima, de Eliseo Diego, de Gastón Baquero o de Octavio Smith. Y quiere desde afuera, basado en ilustres generalidades y no en un conocimiento íntimo, señalar sus errores. Pero como esto es imposible (no porque no existan esos errores, sino porque ese no es el modo de hallarlos), tiene que liquidar su juicio aventurando que esta poesía, no obstante poseer sus cultores un gran talento, no es la que debiera hacerse. No se trata, pues, de que ciertas manifestaciones de esta poesía sean erróneas o de baja calidad, sino de que su orientación germinal es descaminada. Y esto yo no lo puedo admitir por dos razones: la primera, porque el doctor Mañach en ningún momento estudia cuál sea esa orientación específica de nuestra poesía; y la segunda, porque pienso que en lo esencial de su orientación no puede equivocarse, un poeta genuino.
   En cuanto a la teoría de la expresión que se desliga de la comunicación, fundada siempre en ella (y con el apoyo del excelente crítico inglés John Livingston Lowes), el doctor Mañach afirma que no cree que la poesía en principio sea trascendente, sino al contrario, inmanente, "y que sólo el arte la hace trascender". De esto, en efecto, se trata, de que el arte la hace trascender. ¿Cómo hablar entonces de poesía inmanente, no ya en el poeta, sino en el poema mismo? ¿Qué poema puede ser aquel que no hace que la poesía trascienda? Por mi parte pienso que desde su mismo nacimiento la poesía se configura como un salto hacia la trascendencia incesante, y que en todos los momentos de su encarnación es fiel a ese impulso en que reside. Pero cualesquiera que sean las opiniones sobre este punto, no cabe duda de que poeta es el hombre que hace trascender a la poesía, y poema el sitio desde donde la poesía trasciende. Si nada de esto ocurre, no hay comunicación ni hay expresión: la poesía no se ha realizado.

(Jorge Mañach y nuestra poesía II. Diario de la Marina, octubre 1949)

Thursday, May 8, 2014

Fermín Gabor vs. Humberto Arenal (y la Generación del Cincuenta)

Me alegra enormemente que Humberto Arenal ostente, desde hace unos días, el Premio Nacional de Literatura. No conozco personalmente a Arenal, confieso ser un desganado lector de su obra, pero me alegra que haya sido el elegido. Por diversas razones. La primera, porque este galardón vendrá a calmar los nerviosismos e insomnios de un señor que va a cumplir, en los próximos días de enero, ochenta y cinco años. Y bastante tiene ya un octogenario con los problemas de orina, para soportar, además, otro desvelo que lo haga levantarse a cada rato de la cama.
   Me enorgullece también que el Premio Nacional de Literatura no haya salido de los predios de la Generación del Cincuenta. ¡Es que decir Generación del Cincuenta es decir Premio Nacional de Literatura! ¿Qué otra franja de escritores ha brindado tanta y tanta riqueza a las letras patrias? ¿Qué otro grupo de escritores ha influido más en las nuevas promociones? ¿De cuáles se escuchan sus nombres en las más importantes capitales del mundo? ¿Quiénes como ellos han cultivado, junto a una cubanía raigal, tan refinado cosmopolitismo? ¿Y a quiénes, sino a ellos, debemos transformaciones tan radicales en la novela, el ensayo, la poesía, el teatro, el cuento, la televisión, la ópera, el cabaret y el circo?
   Me complace que Humberto Arenal sea Premio Nacional de Literatura porque, después de la Generación del Cincuenta, que le echen el caldo a los perros.
   Es preciso premiar hasta al más desconocido miembro de esa generación, es necesario recompensar hasta el último balbuceo de tal grupo. ¡Que nadie de la Generación del Cincuenta se quede sin coger cajita! ¡Que nadie de la Generación del Cincuenta salga del cumpleaños sin haberle puesto el rabo al burro! ¡Rocánrol para los pepillos del Cincuenta!
   Estoy feliz de que Humberto Arenal haya agarrado premio porque su obra resulta sumamente desconocida. Y, ¿acaso lo mejor del Nobel no es el impulso que presta a la edición de autores hasta entonces ignotos? El Premio Nacional de Literatura hará por Humberto Arenal lo que el Nobel hace por sus laureados. Publicados los libros suyos con un cintillo pertinente, los lectores se abalanzarán sobre ellos, y la lectura podrá confirmarles lo que sabían ya: no importa si se lee o no se lee, Humberto Arenal siempre será un autor desconocido.

(La Lengua Suelta # 47. La Habana Elegante, segunda época)

Wednesday, May 7, 2014

Jorge Angel Pérez vs. Norge Espinosa

Sin dudas se excede esta vez el poeta al creer con demasiada ilusión que las jornadas, tanto como su poema “Vestido de novia” y el cuento de Roberto Urías, “¿Por qué llora Leslie Caron?” son el coming out de algo. Creo que debería hacer un fuerte ejercicio de recordación, no importa si a través de las asociaciones o mediante su gran inteligencia. Creo que debe convocar también a la humildad. Si como hasta hoy ha probado que no es solo naturaleza, sino que por igual, es un hombre construido también a partir de la cultura, debe exigirse recordar otros antecedentes y no exclusivamente los que con él se relacionan. Le recomiendo una petit madelaine mojada en té, comprobara que es un buen consejo, un buen recurso, le juro que le ha dado buenos resultados a algunos memoriosos.
   Al mencionar, orgullosísimo, “Vestido de novia”, recuerda que cumplió sus veinte años. ¿A cuales veinte años se refiere el poeta? ¿A los que trascurrieron desde que se premió en 1989 con el Premio Caimán Barbudo? ¿A la publicación que hiciera la editorial Capiro en 1992? Supongo que la fiesta de cumpleaños se mide desde el día en que se le ocurrió al poeta comenzar a escribir aquellos versos, desde que imaginó el cuerpo de un muchacho cubierto de encaje blanco, la cabeza con tiara y tul, desde que se empeñó, luego de vestirlo así, en angustiarlo, en ponerlo a llorar, a suplicar respeto, a estereotipar, a estereotipar, a estereotipar, venceremos.
   Parece olvidar que hace poco se celebraron los cuarenta años del secuestro y destrucción de Lenguaje de mudos de Delfín Prats, veinte añitos más de los cumplidos por su muchacho que quiere ser muchacha. Supongo que podríamos considerar el libro de Prats un coming out también. Pero si sigue mojando en té los pastelitos, puede que consiga ver a Virgilio Piñera marginado por sus preferencias sexuales o escribiendo Fíchenlo si pueden. Un pastelito más y verá a Lezama Lima con un ejemplar de Paradiso entre sus manos, esa novela que consiguió grandes jornadas de arte homoerótico. Al pobrecito no le dio tiempo, porque la muerte lo impidió, a celebrar los primeros diez años de un evento como ese. Dos o tres sorbos de té y llegarán a su memoria, saliendo de su taza, Ballagas y Severo Sarduy, Reinaldo Arenas y Antón Arrufat, Reinaldo González, Damaris Calderón, Carlos Montenegro con ese monumento que es Hombres sin mujer, y las lecturas que podemos hacer de Julián del Casal o del Alma Rubens de Poveda, Calvert Casey con su relato “Plaza Morgana”, donde un hombre viaja a través del cuerpo del amante, sin tules ni encajes, a cuerpo limpio. Tome té y aparecerá Nelson Simón, Arlén Regueiro, Pedro de Jesús, Alberto Abreu, Roberto Urías, Mae Roque, María Elena Hernández, Julio Mitjans, Safo y Cernuda, Lorca y Noel Castillo, Cavafis. Todos los que él menciona, y muchos de los que olvida, son precursores con sus obras.

(Recuerdos de egotismo, 2008)

Tuesday, May 6, 2014

Duanel Díaz vs. “Crítica al paso”, de Rogelio Rodríguez Coronel

El decano de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de la Habana —encargado, por cierto, del elogio de Otero en ocasión del Premio Nacional de Literatura— combina mediocridad y oportunismo a partes iguales. Su trayectoria de estudioso evidencia un sintomático corrimiento desde la ortodoxia marxista de los 70 y 80 a las estratégicas “aperturas” nacionalistas de los noventa. Si en La novela de la Revolución Cubana (1986) Rodríguez Coronel criticó duramente Adire y el tiempo roto de Manuel Granados, alegando que sobrevaloraba el papel de la raza y no representaba sino un “caso patológico” dentro de la Revolución, en su siguiente libro, publicado en 1998, incluye algunos estudios de comienzos de los 90 dedicados a la literatura afrocubana. En aquel panorama no había espacio para Sarduy, quien había sido descalificado por maitres à penser como Ambrosio Fornet y Fernández Retamar, pero ahora su obra narrativa es recuperada, en una conferencia leída en la Casa de las Américas, como una “intensa indagación sobre lo cubano”.
   Lo mejor del libro de Rodríguez Coronel, por lo justo, es el título: Crítica al paso. Si de los posgrados del catedrático en la URSS salieron unos lamentables amagos de teoría literaria marxista, en estas ponencias leídas en Berlín o Panamá hallamos, como cogidas con alfileres, las citas de algún teórico de moda mal digerido.

(La mediocracia intelectual. Blog Penúltimos Días, septiembre 2006)

Monday, May 5, 2014

Luis Pavón vs. Virgilio Piñera y Antón Arrufat

A las posiciones de vanguardia de la Revolución, al poderoso esfuerzo en la construcción del país que hace nuestro pueblo, no se corresponde una obra artística de pareja audacia. Sólo puede hasta ahora hablarse de algunos intentos por expresar la nueva realidad, así como de cierta tendencia a evadirla y aun falsificarla. En teatro, es sabido lo mal que andamos. Entre un Piñera que se repite hasta la monomanía y un Arrufat que repite a Piñera con mayores oscuridades, reticencias y anfibologías (por otra parte, tan transparentemente hostiles a la Revolución), nuestro teatro parece desembocar irremediablemente a la tontería.

(sin especificar, copia de impreso)

Friday, May 2, 2014

Aurelio Mitjans vs. José Fornaris

Pero la culpa de Fornaris fué cultivar el género con más empeño y constancia que todos, y formar una colección especial á la que su nombre irá más ligado que á otra alguna. Y como el escaso interés que despierta no corresponde al esfuerzo de originalidad intentado, el valor literario del conjunto no es satisfactorio. Por lo demás no es tan exótico como pareció á su crítico García; antes bien, fáltale el colorido histórico á que aspira: si quitamos las piraguas y un corto número de nombres de cosas, lugares y personas, por lo común terminados en diptongo, no hay nada en el libro que no pertenezca á la poesía erótica corriente, nada que pinte costimbres y tipos particulares de un pueblo: se trata de indios que aman y celan como cualquier poeta sentimental.

(Estudio sobre el movimiento científico y literario de Cuba, La Habana, 1890)

Thursday, May 1, 2014

Alexis Romay vs. Miguel Barnet (3)

Luego de las palabras de rigor del anfitrión, Barnet tomó el podio y, con éste, la primera decisión de la noche: anunció que aunque había escrito un texto para la ocasión, prefería no aburrir a la audiencia con el mismo. Acto seguido, optó por aburrirnos “en vivo” y se puso a improvisar.
   El síndrome de este-micrófono-es-mío les ha hecho mucho daño a los intelectuales orgánicos del régimen. No tienen idea de cuándo parar. Barnet habló durante una hora y quince minutos, quizá un poco más. ¿De qué? Con esfuerzo, recuerdo que hizo una cronología de sus libros, trató de involucrar a cuanto rostro reconoció en el público —«¡Muchacho, qué tú haces aquí?»; «por allí veo a la cantante Cucú Diamantes»; «éste que me filma fue mi primer editor», etc.— y divagó a montones sobre Fernando Ortiz, Lydia Cabrera, La vida real —el libro que había congregado a la audiencia—, y enfatizó hasta la saciedad su papel como Etnólogo Heredero (de Ortiz) y Antropólogo en Jefe.
   Y por fin llegó el momento en el que, supuestamente, se abriría el foro a la curiosidad del público. Y Font tomó el micrófono una vez más y monopolizó el intercambio, haciendo “preguntas cómodas” que Barnet respondía cómodamente. Esto fue otra media hora en la que el presidente de la UNEAC intentó congraciarse con el respetable, haciendo chistecitos banales y declarándose negro, a pesar de sus «cuatro abuelos catalanes».
   Ya era obvio que el moderador hacía todo lo posible por controlar el flujo y el contenido de lo que se le preguntaría a su invitado. Su labor era pavimentar el camino. Y la cumplió bien. Mientras pudo. Cuando quedaban unos escasos veinte minutos, las manos empezaron a levantarse. Y no le quedó más remedio. El dique se había roto.
   La primera pregunta fue de corte académico. A partir de ahí se sucedieron otras más cercanas a la arena política. Todo esto, vale aclarar, transcurrió sin gritos ni insultos. Sin embargo, el maestro de ceremonias —el mismo que en una carta de respuesta a la que habíamos enviado protestando por la presencia de Barnet se escudó en la libertad de expresión para justificar su visita—, repitió a todos los que levantaron la mano que evitaran hablar de política, que estábamos allí para hablar de literatura y de cultura, ignorando a sabiendas que quien se sentaba a su lado dicta política cultural en la isla.
   Hay video. Quien lo filmó me dijo que lo publicará mañana mismo. Por tanto, no voy a transcribir las preguntas ni los balbuceos de respuesta (no tan) rápida con los que Barnet intentó salirnos al paso. Pero quiero destacar dos momentos: cuando le tocó el turno a Geandy Pavón —que hizo una pregunta tan brillante como los haces de luz que conforman el rostro de Orlando Zapata Tamayo en su performance “Némesis”—, dado el cariz político del tema, Font le dio la oportunidad a Barnet de no contestar, oferta que no hizo cuando la naturaleza de las preguntas no era diametralmente opuesta al régimen. El visitante, ni corto ni perezoso, se acogió a la Quinta Enmienda.
   Acto seguido, aunque ya casi caía el telón, por fin, me colé por el hueco de la aguja. Tampoco transcribo lo que dije (ya se verá en el video). Pero sí señalo un elemento llamativo: me sorprendió la inmadurez política y la absoluta falta de práctica del intelectual orgánico —tomo a Barnet como referente— en el campo del debate. Acostumbrado como está a preguntas fáciles, cuando escucha algo que se sale del guión, se encoleriza, opta por el histrionismo —«mi conciencia está tranquila, yo no tomo meprobamato»—, da el puñetazo en la mesa y termina gritando una consigna. Esto, repito, es Miguel Barnet, un señor que, supuestamente, ha de tener el don de la palabra.

(La vida irreal: tribulaciones de Barnet en la Gran Manzana. Blog Belascoaín y Neptuno, Feb. 2011)