Me pareció, y parece, que se equivocaron al rechazar un artículo que les envié. Lo hicieron con excusas que no me convencieron. Mi disgusto ante esa decisión implicó que decidiera no enviarles más textos. Entendí que EER no animará polémicas. Que su línea editorial transita por otros derroteros. Como autor y lector, lo lamento. Ya sé lo que no voy a encontrar en sus páginas y lo busco en otras. Sé también lo que ofrecen, que me interesa, y la consulto en busca de esa información.
(Cuestiones. Blog El Tono de la Voz, marzo 2007)
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