¿Qué impresión deja la lectura del libro al terminarla? Ninguna duradera; y si acaso lo leemos de corrido, el cansancio natural después de tanta vaguedad endulzada con tanta rima musical y hermosa. Porque, ¿por ventura predomina una idea ó un sentimiento claramente perceptible, ó varios con enlace ó sueltos, que comuniquen al lector algo esencial del alma del poeta? Lo que más flota en los versos y más hiere la vista, que parece como tormento inseparable de un hombre desgraciado que nos habla, no es ni escepticismo religioso, ni desengaño de amor, ni hastío del placer, ni deseperación del que padece, ni temperamento melancólico preponderante, sino más bien atolondramiento de imaginación, falta de disciplina de sus facultades y errados gustos de la escuela literaria.
(Estudio sobre el movimiento científico y literario de Cuba, La Habana, 1890)
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