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Friday, August 26, 2016

Rafael Vilches vs. la Feria Internacional del Libro y escritores oficialistas (Barnet, Arrufat)

Algo está pasando en el panorama de la literatura en Cuba. Algo raro. Que no va bien. A todas luces algo hay que no va bien. O en el mejor de los casos, a todas sombras, según se vea. Si un poeta mayúsculo como Rafael Alcides, un narrador de los quilates de Ángel Santiesteban, no gozan del reconocimiento que merece su obra; si sus libros no son publicados es porque algo raro, que huele mal, fétida emulsión de rencores, envidias, pasa en la cultura nacional.
   ¿A esos escritores de la realeza-recalcitrantes y oficialistas oficiales, que desbordan puestos laborales vinculados a la cultura, uneaces, editoriales, revistas, sitios webs, esos flamantes Premios Nacionales creídos, correctísimas ovejas en fila india rumbo al portón, quién les otorgó el derecho de ningunear a esos caballos de Troya?
   Ellos todos debieran sonrojarse, avergonzarse por la situación, y llamarse a capítulo. Los asesores que no asesoran a nadie, que se cuelgan el título de escritores, debieran saber (de ser posible en la hora más callada de sus noches) que Rafael Alcides, Ángel Santiesteban, todos los escritores censurados, son veinte veces más Premios Nacionales de Literatura que todos ellos juntos, los que cobran mensualidades de 300 dólares, pataleando como cucarachas entrenadas en cuanta disputa aparezca.
   ¿Por qué Miguel Barnet publica, viaja tanto, y puede cortar el pan con displicencia cada mañana en su hogar habanero, mientras a Rafael Alcides, Ángel Santiesteban, Jorge Olivera, Rafael Almanza, Maribel Feliú, Ghabriel Pérez, y los otros a los que mantienen en total y descarado ostracismo parecen estarle negados semejantes placeres?
   ¿Por qué Antón Arrufat goza del lujo de la reivindicación social, y sale tanto en televisión, y se da el lujo de caminar en las tardes por el bulevar de San Rafael, como si fuera de verdad el mejor poeta de Cuba, y Rafael Alcides no?
   ¿Por qué algunos dados a la mediocridad, al arribismo, se sienten Dios, cuando se encienden las luces en el set televisivo, hablan de ferias, ventas, legitiman, ensalzan, como si se aseguraran un lugar en la inmortalidad, y no se acuerdan jamás de un escritor ninguneado, martirizado en las provincias de la aldea nacional?
   ¿No es que a cada escritor debiera dolerle la desgracia de cualquier escritor?
   ¿De qué cultura hablamos, de qué literatura, cuando prescindimos de escritores como los que les he mencionado?
   Los grandes ausentes a todas las Ferias Internacionales del Libro en La Habana, siguen vivos y escriben. Espero que llegue el momento que sus libros se vendan en las librerías de todo el planeta. Gracias a ellos, escritores independientes en Cuba, por el honor, la dignidad, el decoro con que viven el día a día, por luchar con la palabra contra los esbirros que intentan silenciarlos, borrarlos de la historia literaria de esta Isla.
   Que sean los lacayos, los sicarios de la Revolución Cubana quienes sientan la vergüenza, de tanto escarnio.

(Los grandes ausentes en la Feria Internacional del Libro. Diario de Cuba, febrero 2016)

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