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Tuesday, September 1, 2015

Jorge Pomar vs. Orlando Luis Pardo Lazo

El mensaje profundo del autor en síntesis: "Pobrecito yo, tan culto, erudito, contextual, evocativo, posmoderno, lírico, hiperestésico, sutil, exquisito, original, animalitario, ampuloso, maromero, farandulero, engreído, esnob...". Otrosí, podría mejorar y a ratos lo intenta, pero a la postre se lo vetan al alimón su propensión a la frivolidad y su ego monumental. Repárese ahora en la sideral distancia que lo separa de la diafanidad expositiva, concisión, riqueza de contenido, originalidad y honestidad subjetiva de sus coetáneas Yoani Sánchez, Miriam Celaya, Claudia Cadelo o Laritza Diversent.
   Orlando Luis Pardo Lazo escribe mal, piensa peor y siente pésimo por la sencilla razón de que en principio no tiene nada que decir, salvo ñoñerías de niñato de clase media educado bajo el castrismo. Suspende en los cinco criterios de la retórica aristotélica: Inventio (creatividad), dispositio (composición), elocutio (estilo), actio (gestualidad; la teatral maroma de la foto lo retrata en cuerpo y alma), memoria (coherencia). No en balde este caucasiano pendiente literario del "negro catedrático" Manuel Cuesta Morúa pasó a ser de golpe y porrazo la pluma más asidua en EER.
   Pero no cabe la menor duda de que el autor de los diletantes, soporíferos relatos de Boring Home -cuya principal figura de lenguaje consiste en el siperoneo (sí pero no) sistemático de enunciados traídos por los pelos- reunía todos los requisitos de moderación, equidistancia y corrección política para ocupar la vacante dejada por tantas plumas de fuste.

(Más sobre el oro Cintio, el de las confesiones a esposa y almohada. Blog El Abicú Liberal, octubre 2009)

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