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Thursday, August 27, 2015

Luis Cino vs. Daniel Chavarría

Admira tanto a Fidel Castro, que confiesa que a veces, en algunas recepciones, se ha puesto impertinente y ha abusado de su paciencia (que nadie imaginaría tan grande). Con varios tragos de más, después de una cena en el Palacio de la Revolución, le espetó al Máximo Líder su teoría del vampirismo energético; luego le dijo que, en su opinión, era un error negar su condición de dictador, sólo que a la usanza de la República Romana, como Cincinato o Fabio Máximo.
   En otra ocasión, en una casa de protocolo, desquiciado ante la presencia del Jefe, se arrodilló, y con los brazos abiertos, le pidió abrazarlo. No conforme, todavía de rodillas y con los brazos en cruz, como un penitente (o una tiñosa), le imploró: “Déjeme darle un beso, Comandante”.
   Daniel Chavarría explica el efecto de Fidel Castro sobre él: “Supongo que así como su oratoria enardece y moviliza a la muchedumbre en la Plaza, también me enardece a mí, pero con efectos insólitos, como el de trastornarme e inducirme a decir sandeces”.
   De sandeces, en especial cuando habla de Cuba y los cubanos, están llenas las memorias de Daniel Chavarría. Por eso me disgustó tanto el libro. Sospecho que el Comandante, que tiene tantos adulones que se saben comportar, si leyó el libro, tampoco le agradó.

(El amor cubano de Daniel Chavarría, Blog Asociación Pro Libertad de Prensa, noviembre 2009)

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