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Monday, August 24, 2015

Duanel Díaz vs. Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí)

Desde aquellos primeros días de entusiasmo hasta los actuales de Batalla de Ideas y Héroes Prisioneros del Imperio, Jesús Orta Ruiz -el Indio Naborí- ha sido el cantor por excelencia de la Revolución Cubana. Su gran tema no ha sido otro que la epicidad de la Revolución, esa dimensión de maravilla manifiesta una y otra vez en una larga sucesión de trabajos y días. En su "Evocación de Homero", Naborí insta al legendario rapsoda a asombrarse con las hazañas de Playa Girón. Él, el Indio, asumirá justamente esa función homérica al erigirse en cantor de la nueva gesta con sus hechos y héroes. Los títulos de sus libros lo dicen todo: De Hatuey a Fidel (Ediciones de la Delegación del Gobierno Revolucionario en el Capitolio Nacional, 1960), Cartilla y farol. Poemas militantes (Ministerio de Educación 1962), ¿Quieres volver al pasado? (Comisión de Orientación Revolucionaria de la Dirección Nacional del PURSC, 1963), El pulso del tiempo (Ediciones Granma, 1966).
   Entre 1960 y 1967, Naborí tuvo a su cargo en el periódico Noticias de hoy la sección «Al son de la historia», en la que comentaba en versos la actualidad política. La campaña de alfabetización, la batalla de Playa Girón, la declaración del carácter socialista de la Revolución, la crisis de Octubre, la fundación del Partido Comunista de Cuba, los CDR, la ANAP, el INDER: todo ello fue cantado por él en poemas sin los cuales quedaría incompleta la historia del kitsch comunista cubano. Con pleno dominio de las formas tradicionales de la poesía popular, Naborí ponía al alcance del gran público aquellos tópicos que poetas más intelectuales como Roberto Fernández Retamar y Fajad Jamís expresaban en un registro diferente: el elogio guevarista del trabajo físico, la concepción de la Revolución como suprema obra de arte, la apología del pueblo redentor de una historia de frustraciones.
   Según semejante maniqueísmo, la Revolución conjuga en sí misma lo Bello, lo Verdadero y lo Bueno; fuera de ella, en las tierras del pasado nacional y del extranjero presente capitalista, sólo hay espacio para el Mal, la Falsedad y la Fealdad. Pero, ay, pronto fue evidente que aquella Revolución que prometía la abundancia (ver los delirios lecheros del Comandante en los discursos de la época) traía carestía. Es el turno, pues, de tirar del idealismo patriótico. No habrá carne, pero sobra dignidad...

(Sesión de poesía: tres poemas del Indio Naborí. Blog Cuba: la memoria inconsolable, mayo 2007)

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