La generación de Orígenes con su quietismo, su posición aristocrática, su catolicismo estético, fue su más alta y final manifestación. Con ellos se cierra todo un ciclo de la historia y de la vida cubana. Ya no es posible, literariamente posible, una concepción de la poesía, por ejemplo, como una iluminación del ser mediante el éxtasis del Elegido. La suntuosa imagen de Lezama, su “elegancia” verbal, su noción de las esencias inmutables, su sentido ahistórico, la explotación de temas que no comprometen ningún valor, se corresponden con los grandes latifundios, las bellas fincas y los poderosos señores. Su obra, como la clase social que refleja, está liquidada.
(Idea de la Revolución, Lunes de Revolución, noviembre 1959. Visto en: La Habana Elegante, segunda época)
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