Pero la sordera es nuestro deporte nacional, el narcisismo nuestro pasaporte. Los cubanos nunca nos equivocamos: nadie nos puede enseñar nada… Por eso Velazco se limita a repetir lo que nos tiene acostumbrados la llamada oficialidad cultural cubana: todos los de acá somos unos malagradecidos, resentidos e histéricos. Yo en particular abrigo un “sentimiento profundamente mercantilista y pragmático” que intenta “perpetuar un sinsentido del que sac(o) tantos dividendos”. Reseñar un libro, hacer críticas razonadas, se vuelven escándalos. La patada me la sé de memoria. Y como vemos, lo mismo da Santí que Zoé Valdés que Carlos Espinosa; Letras libres que cubaencuentro. Pim pum fuera: ¡que se vaya la gusanera!
Textos como los de Velazco, que por desgracia veremos proliferar en días venideros —y no precisamente sobre la peregrina reseña mexicana de un libro publicado hace dos años sobre un autor cubano exilado hace casi medio siglo― son síntoma de las guerritas culturales que hoy están en pie en Cuba en vista de las llamadas transiciones y reformas. Según Velazco yo lanzo saetas. Las suyas, en cambio, serán, lo verán, boomerang.
(Menos solicitó veloz saeta. Diario de Cuba, marzo 2012)
No comments:
Post a Comment