Ahora bien, si gente como Ubieta y Elizalde (oficialistas al punto de escribir en Granma y Juventud Rebelde, poéticos al extremo de seguir a Vitier y a García Marruz), gustan de los esencialismos que trasmite el tópico de la “Cuba secreta”, los científicos sociales, aquellos que manifiestan en revistas especializadas una posición más crítica, prefieren en cambio reflexionar en torno a la “sociedad civil”. Rafael Hernández, Aurelio Alonso y Fernando Martínez Heredia, siquitrillados una o más veces en los casos de Pensamiento crítico y del CEA, han echado mano de Gramsci para articular una crítica del estalinismo y, de forma más moderada y eufemística, de los errores del socialismo cubano, solicitando de paso una mayor intervención de los intelectuales en la vida pública. Menos dogmáticos que los marxistas de la vieja guardia como Portuondo y Mirta Aguirre, aunque también menos inteligentes y cultos, estos intelectuales revolucionarios reunidos en Temas tienen en su crítica dos límites evidentes: el que marca los escasos lectores de la revista, y el que marca la defensa del régimen a pesar de sus errores pasados y presentes.
(Dos falacias paralelas. Blog Penúltimos Días, septiembre 2006)
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