El hecho de que ahora su réplica a una crítica cultural inconclusa termine precisamente afirmando: “me gusta (…) fajarme y sacar un cuchillo”, no es más que una nada velada amenaza, de la cual tomo nota en previsión de cualquier eventualidad, y espero que así lo hagan también las autoridades que contemplan este ya más que lamentable espectáculo sin precedentes en la cultura cubana. Si Ortega Núñez cree que puede seguir provocándome indefinidamente con ofensas cada vez peores y que la amenaza de sacarme un cuchillo me detendría en el caso de que yo lo buscara para darle su merecido, se equivoca. Todo tiene un límite. Ante la inercia institucional, la cultura no puede volverse cómplice de la barbarie, permitiendo pasivamente el avance de ésta ni poniendo la otra mejilla.
(Pausa para responder a una epístola. Publicado en la red, julio 2010)
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