En realidad Guerra no es nada original: cabalga alegremente por el oblicuo trillo con sus compañeros en el arte de ser artistas inconformes, pero plagados de un conformismo rayano con la complicidad de un régimen que se aprovecha de sus talentos, fama, entrevistas y giras internacionales, para apuntalar la falsa hipótesis de que en Cuba hay libertad de expresión, que artistas inconformes, críticos, reconocen los logros revolucionarios desde una posición crítica.
(Wendy Guerra y el travestismo en Cuba. Blog de Zoé Valdés, octubre 2011)
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