El decano de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de la Habana —encargado, por cierto, del elogio de Otero en ocasión del Premio Nacional de Literatura— combina mediocridad y oportunismo a partes iguales. Su trayectoria de estudioso evidencia un sintomático corrimiento desde la ortodoxia marxista de los 70 y 80 a las estratégicas “aperturas” nacionalistas de los noventa. Si en La novela de la Revolución Cubana (1986) Rodríguez Coronel criticó duramente Adire y el tiempo roto de Manuel Granados, alegando que sobrevaloraba el papel de la raza y no representaba sino un “caso patológico” dentro de la Revolución, en su siguiente libro, publicado en 1998, incluye algunos estudios de comienzos de los 90 dedicados a la literatura afrocubana. En aquel panorama no había espacio para Sarduy, quien había sido descalificado por maitres à penser como Ambrosio Fornet y Fernández Retamar, pero ahora su obra narrativa es recuperada, en una conferencia leída en la Casa de las Américas, como una “intensa indagación sobre lo cubano”.
Lo mejor del libro de Rodríguez Coronel, por lo justo, es el título: Crítica al paso. Si de los posgrados del catedrático en la URSS salieron unos lamentables amagos de teoría literaria marxista, en estas ponencias leídas en Berlín o Panamá hallamos, como cogidas con alfileres, las citas de algún teórico de moda mal digerido.
(La mediocracia intelectual. Blog Penúltimos Días, septiembre 2006)
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