Aparentemente, tal esquema deja de ser imperturbable con el último en la lista de premiados: Lisandro Otero. Desde hace años éste vive en México, beneficiándose de ese sistema ideal que algunos llaman "Socialismo a Distancia". Solamente una de las dos objeciones ya señaladas se han obviado esta vez: el lugar de residencia. Otero es de esos escritores que no se han desligado del todo del sistema de gobierno en Cuba, y sus afinidades con el mismo son mucho mayores que las discrepancias que haya podido tener alguna vez. Políticamente, Otero siempre ha usado el trapecio como medio de supervivencia. Sus trabajos como articulista traslucen lo inconexo de su credo, su infantilismo político. Sus ataques a Cabrera Infante sólo demuestran su impotencia de rival menor; y como novelista, no será honda la huella que pueda dejar en la literatura cubana.
(La ley del trapecio, Cubaencuentro, enero 2003)
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