Por eso cuando leo a Abelardo Estorino declarando que en Cuba jamás hubo persecuciones, él que pasó prácticamente diez años perseguido, lo mismo que su amigo Raúl Martínez... Dentro de ese mundo gelatinoso de lo no dicho ellos se pasaron diez años francamente en silencio. Luego se fueron arreglando las cosas porque Estorino es muy buena persona, dijo lo que no dijo, dijo lo que dijo pero no lo dijo y entonces dijo diciendo que no dijo y lo dijo pero entonces no lo dijo... Como ese galimatías funciona en Cuba, entonces Estorino, que está defendiendo su teatro y quiere terminar sus días agradablemente, es capaz de decir que él no fue perseguido, que todo eso fue una locura o una invención del exilio. Y lo terrible es que detrás hay exilados que lo apoyan. Por eso el regresar lo considero sicológicamente imposible.
(Siempre fui y seré un exiliado, Encuentro de la cultura cubana, Nos. 4/5)
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