De contar con más tiempo, quizá su autor se habría desentendido de unas primeras páginas que entorpecen el arranque de la historia con perogrulladas acerca de la física cuántica y la memoria. (Podrá objetarse que Marcel Proust perogrullaba de modo no muy distinto al apropiarse de Bergson. La diferencia estriba en que Proust perseguía hasta el final cualquier metáfora utilizada. Cabrera Infante, en cambio, las trata con la misma liviandad que a la letra de un bolero o al reparto de un filme. Sus esfuerzos filosóficos no rebasan el artículo de revista divulgativa.)
Una juguetona descripción de Estelita lleva obertura lepidopterológica como lastre. La comparación entre mariposa y muchacha queda sólo apuntada, posiblemente el autor volvería sobre ella para atornillarla. Se ofrecen, hacia el final del libro, ciertas consideraciones acerca del temor cubano al mestizaje, la discriminación racial y la autorrepresión. Llegan a propósito de no está claro qué. ¿Se trata de un pentimento elevado a la dignidad del cuadro colgado?
La ninfa inconstante incluye algunas de las peores ocurrencias del stand-up comedian que fue Cabrera Infante. Valga un ejemplo: “De todas las comidas del día el desayuno es mi favorita. Favorito que es masculino. Los masculinos son los menos culinos. Culinario.” Disgustan, aquí y allá, momentos de escritura desmañada: “Estelita da muestras de impaciencia, que están las muestras en demostración en su cara. Se llaman muecas.”
(…)
Esta novela corta fue salvada de un cubo. No muy bien terminada, quizá no terminada del todo, su incompletez obliga a exigirle razones para que Estela Morris sea recordada, para que tan escueta historia regrese cada día a la memoria de quien nos la cuenta.
Se han anunciado nuevos títulos de su autor (Cuerpos divinos, Mapa dibujado por un espía) y el primer tomo de unas obras completas que reunirá sus escritos sobre cine. Quien haya encontrado alguna vez felicidad en la literatura de Guillermo Cabrera Infante, esperará estas novedades. La ninfa inconstante merece una espera más improbable aún, por tratarse menos de un libro póstumo que de un libro prematuro.
(La ninfa inconstante, de Guillermo Cabrera Infante. Letras Libres, noviembre 2008)
No comments:
Post a Comment