Ponte es uno de esos partidarios del pluralismo que pueden aplastar la posibilidad de opinar del “otro”. Tiene muy claras las opciones: o comisario político o gusano. Me imagino que el habrá hecho la opción no oficialista, “independiente”, pero permítaseme decir que yo no he sido nunca ninguna de las dos cosas aunque, acaso por ello produzca el rechazo de los fundamentalistas, y así como los comisarios me vieron como gusano, los gusanos me ven como comisario.
Lo que ocurre es que buena parte de los comisarios que conocí y sufrí se han hecho gusanos, como es muy probable que algunos de los gusanos de hoy devengan marciales comisarios como se les brinde la oportunidad, porque gentes hay que no conocen aquello que los clásicos llamaban la aurea mediocritas. Y claro que existen los que desdeñan la oficialidad de los pobres pero se apuntan enseguida a la de los poderosos.
Acaso por esa rigidez de pensamiento, nos concebía a los jóvenes escritores que hacíamos El Caimán Barbudo como sometidos a un juramento “militar o de partido”. Estoy seguro de que Ponte, en sus tiempos de estudiante de tecnología, vio demasiadas películas soviéticas de los años cuarenta.
(Un receptor y emisor oblicuo, Cubaencuentro, abril 2006)
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