En la segunda parte, que comprende narraciones de amores y costumbres de los indios, jura El Cucalambé imitar a Fornaris; pero con menos instrucción y arte que su modelo, resulta más monótono al consumir sus fuerzas en el difícil género que emprende; la aglomeración de nombres del vocabulario siboney parece á ratos su exclusivo objeto, de donde resulta lógicamente la versificación pobre y cansada, llena de repeticiones de los mismos consonantes, de vocablos agudos y diptongos, que embarazando y preocupando al rimador, le impiden dar al fondo de su obra la frescura y espontaneidad que la poesía popular requiere. La tercera parte de los Rumores del Hórmigo es de versos festivos, para los cuales tuvo poca gracia el autor. Su empeño es, en esta parte, amontonar esdrújulos.
(Estudio sobre el movimiento científico y literario de Cuba, La Habana, 1890)
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