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Monday, May 4, 2020

Antonio José Ponte vs. Angel Augier


Vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), recibió en 1991 el Premio Nacional de Literatura. Por unos estudios sobre Nicolás Guillén o sobre la estancia cubana de Rubén Darío, o por unos poemas. ¿Quién podría saberlo? Ni el mismísimo jurado.
   Cuando murió José Lezama Lima, las autoridades quisieron imponerlo como orador en el entierro. Que se tratara de una nulidad de escritor como él, sin relación literaria o personal con el difunto, era el toque final de la campaña de ninguneo organizada contra Lezama Lima.
   Para comunicarle a la viuda esa elección fue designado Eliseo Diego, que vergüenza le corresponda. María Luisa Bautista se negó, y terminó siendo Cintio Vitier quien hablara en el cementerio.
   Una amiga que trató a Augier me confirmó su costumbre de tomar ginkgo biloba a la que Gabor se refiere. El ginkgo biloba es árbol tan único que no le queda parentela viva en el planeta, está más solo que la palma que está en el patio y que, según Guillén, nació sola. Los botánicos han tenido que dedicar una división, una clase, un orden, una familia y un género, exclusivamente para el ginkgo biloba. Con el auxilio de sus hojas, Ángel Augier por poco llega a centenario.
   Murió en 2010, a los 99 años de edad. En casi un siglo, su aportación más relevante a la cultura fue el discurso por Lezama Lima que no llegó a dar.

(Del "Diccionario de la Lengua Suelta", de Fermín Gabor, Renacimiento 2020)

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