Total Pageviews

Monday, April 30, 2018

Francis Sánchez vs. Fernando León Jacomino

No dudo que de haberte esforzado, hubieras podido elaborar conceptos y hasta rebatido o puesto en jaque alguna idea de las expuestas en mi texto "La crisis de la baja cultura", al que haces referencia; sin embargo, veo que preferiste hundirte en ese enconado desmontaje de mi biografía personal en puntos tan domésticos, tan poco productivos para el imaginario colectivo, como mi vida privada, mis ingresos financieros y mi libre albedrío en definitiva. Ahora, en el margen que dejas no logro que quepa una polémica medianamente digna entre nosotros.
   Lamento que la opinión tan alta que tengas de tu persona o de las funciones de tu cargo, te haya hecho suponer que mi mera comparecencia ante ti en una reunión cuya organización nunca consensuamos y a la que yo sólo favorecí al asistir, iba a dejar abolidos mis derechos a expresarme en lo adelante sobre la Declaración del Secretariado de la UNEAC o cualquier otro tema cómo, cuándo y dónde estimase pertinente. Esa carta se leyó como bien dices "al finalizar la reunión", no había ocasión para debatirla ni se pidió más polémica después del arduo debate de esa noche en que no nos quedamos callados. No obstante, ponte el mismo sayo: ¿por qué en esa reunión no vertiste ningún criterio sobre mi persona, mi artículo "La crisis..." que ya conocías o mis finanzas? ¿Por qué callaste en aquel que según tú se suponía marco idóneo para ventilar discrepancias y ahora apareces con esta "Carta a Francis" enviada a muchos confines?
   De igual modo, lamento que tengas una idea tan estrecha de las preocupaciones sociales por las que puede clamar un intelectual.
   Quizás has legado a los estudiosos de las pifias en política cultural un hito, un documento sintomático. Además, no dejará de extrañar a muchos que, en medio del debate espontáneo entre tantos intelectuales, me haya tocado recibir en mi pecho y mi "provincia del interior" la excepcional descarga del alto funcionario, cuando apreciaciones tan o más fuertes que las mías se han venido articulando en el mismo contexto, antes o después, por un sinnúmero de intelectuales cubanos, la mayoría mejor posicionados.
   Para mí, el colmo de vergüenza "ajena" es asistir al acto en que tú, funcionario público de alto nivel que debe custodiar los intereses de los escritores, haces públicas mis retribuciones financieras. Me las sacas en cara desde tu oficina y, de paso, a todos y cada uno de los escritores cubanos a quienes se las enseñas, dejándonos saber que todos y cada uno de nosotros debemos aprender a vivir con la certeza de que nos llevas las cuentas un centavo sobre otro centavo, un verso sobre otro verso, y que nos las puedes sacar en cara y en público cada vez que digamos algo que tú no compartas. Confieso que ni yo mismo he llevado control tan estricto de mí.
   Caes, incluso, en algo de que se cuidan hasta los guapos más incultos: si yo soy el autor de "La crisis de la baja cultura" que tanto te ha irritado, ¿por qué "darle" también a una mujer, mi esposa? Respiré aliviado cuando terminaste de pronto esa carta diciendo que se te quedaban "cosas" por decir, pues por el camino que ibas llegué a suponer que ni nuestros dos niños se salvarían de la fortaleza de tus convicciones.
 (…)
   Me propongo no dejarme amargar por tu presunción de que vivo en un país que tú o alguien me ha prestado. Asisto a eventos, publico libros, hago jurados, trabajo y luego cobro lo que me deben, camino por las calles, respiro y hablo y escribo porque... existo. Tú barajarás impunemente mis finanzas a la luz pública pero no administrarás jamás mi existencia ni los derechos naturales de que se compone mi vida. Mientras siga viviendo, repito, no me dejaré amargar por la posibilidad de que algún funcionario pueda echármelo en cara mañana como un tiempo que le debo.
   Precisamente creo que ya te he dedicado demasiado tiempo, siendo tú el funcionario que has demostrado ser, tan fuera de lugar, colado, polizón en un debate altruista entre intelectuales. De este tipo de cruce de cartas, con nuestras distintas condiciones, nunca se hizo alta ni mediana cultura.

(Correo circulado por la red, febrero 2007)

No comments:

Post a Comment