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Wednesday, April 11, 2018

Un narrador (Alberto Guerra Naranjo) le reclama a un jurado (Jorge Angel Hernández Pérez) el haberse ido en blanco

Ah, pero por estos días, triste repetición de un hecho trágico, otro jurado de un premio literario importante decide declararlo desierto y la ciudad letrada en pleno (específicamente los narradores) anda en crisis estética por esa noticia, que pocos asumen con normalidad. El importante Premio de Cuentos Alejo Carpentier fue declarado desierto por los críticos Alberto Ajón, Víctor Malagón y Jorge Ángel Hernández Pérez (HP), quienes advierten que no había un solo libro de entre 25 que poseyera suficiente calidad literaria para alzarse con el monto de 3 000 CUC y una publicación distinguida.
   Pero como si no bastara con semejante noticia, uno de ellos, Jorge Ángel Hernández Pérez (HP), ha publicado sus fundamentaciones en la revista virtual La Jiribilla: La nada y el premio literario, con el ánimo de remover un poco más el triste espacio por donde andan mal parados 25 escritores de cuentos que enviaron sus obras bajo seudónimo.
   Pareciera como si un verdugo echara sal en la herida de su oponente amarrado en el cadalso, y no es justo. Con el paso de los días he ido conociendo a varios de los participantes, escritores de probada calidad, cuyos nombres no voy a mencionar, de quienes dudo mucho, por su experiencia y talento demostrado, que no pudieran prestigiar con sus obras dicho premio literario.
   En nombre de los 25 concursantes de ese premio, como Presidente de la Sección de Narrativa de la Unión de Escritores (UNEAC), responsabilidad por la que fui elegido en voto secreto y democrático para estos menesteres, y en el mío propio, debo responder a HP.
   ¿Acaso no podría ser yo quien estuviera equivocado por no considerar el pleno derecho de tres críticos a declarar un premio desierto?, ¿y si fuera una rotunda verdad que ninguna de las obras presentadas poseía suficiente rigor literario para ser premiada?, ¿cómo saberlo si las desconozco y fueron ellos quienes gozaron de esa elemental ventaja?, ¿cómo no hacer el ridículo?,¿cómo responderle al crítico Jorge Ángel Hernández Pérez (HP) sobre su categórica afirmación de que entre 25 autores cubanos no había calidad literaria para premiar un libro?, ¿cómo no parecer un escritor resentido ante el extraordinario regocijo del colega HP, por haber sido jurado de un premio importante que dejó desierto, dicho persona a persona (nos consta), o gritado a cuatro vientos como si estuviera de fiesta?, también nos consta.
   Apelaré al único recurso que encuentro razonable en este caso. No tengo otro remedio. Saldré del sobre lacrado y de mi seudónimo para confesar que fui uno de los 25 participantes en el Premio Alejo Carpentier de cuentos de este año. Concursé con un manuscrito llamado El pianista del cine mudo, al que considero, sin que me tiemble un músculo, de probada calidad para obtener ese premio.
(...)
   Espero que con semejante evidencia de mi relación con el ojo crítico, mi amigo HP advierta que declarar desierto un premio tan importante como el Alejo Carpentier de cuentos, haya sido un grave error (tal vez el más grande de su vida), y una grave irresponsabilidad del jurado y de la institución encargada de asegurarse la requerida seriedad que significa un acto tan desacreditador de escritores cubanos como este, y no la carencia absoluta de calidades literarias en los participantes en dicho concurso.

(Sobre un premio desierto y otras variaciones. La Jiribilla, julio 2017)

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