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Friday, April 22, 2016

Jorge Luis Arcos sobre “Rex”, de José Manuel Prieto

Sin embargo, la expectativa que crea es muy alta, acaso demasiado ambiciosa: nada menos que puedan confluir las dos tramas: el mundo alto, casi cosmogónico, metafísico, aristocrático del Libro y el Escritor, con el mundo bajo, melodramático, pícaro o rufianesco que conforma la otra trama de la novela. Pero, como sí sucede en El nombre de la rosa, por ejemplo, aquí todo falla; la trama se torna demasiado enfática y hasta previsible, y este lector, fascinado en un principio, terminó aburrido, y a duras penas, la lectura de la novela.
   Claro que cuando escribo este duro juicio final, tengo que advertir que lo hago, sobre todo, motivado por lo grande que fue mi caída como cándido lector. ¿Tratará también de eso la novela: la derrota de un lector tradicional? Una prosa a menudo brillante, una desenvoltura ensayística poco común, una capacidad narrativa casi de estirpe cuántica (por su capacidad para crear una urdimbre casi microscópica), una atmósfera, a ratos, de indudable raíz poética, un sabio manejo de la ironía, y un derroche de sabiduría metanarrativa, también a la luz de una crítica a una tradición canónica, hacen de la lectura de este libro una experiencia singular.

(El Libro y el Comentarista. Encuentro de la cultura cubana, No. 47, invierno 2007-2008)

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