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Friday, April 3, 2015

Luis Ortega vs. Guillermo Cabrera Infante

Si no hubiera ocurrido la Revolución en 1959 este señor seguiría escribiendo unas croniquitas de cine en la revista Carteles, —la más sonsa que existía en Cuba—, y recorriendo la calle Obispo, arriba y abajo, con un libro en el sobaco, presumiendo de su importancia y viviendo de un sueldo de alguna oficina del Estado. Fue necesario que el país entrara en Revolución para que este pobre gacetillero de Carteles lograra colarse en un periódico como subdirector, a la cola del pillo Carlos Franqui, para organizar aquella cosa horrenda y ridícula de Lunes de Revolución.
   ¡Cuántas cosas tuvieron que pasar en Cuba para que el pobre Cabrerita pudiera convertirse en personaje y vivir en Londres y lanzar ex comuniones y amenazas desde su precaria vivienda!
   Se lo debe todo a la Revolución. La Revolución lo hizo persona. Sin la Revolución estaría todavía deambulando por la Habana Vieja y viviendo en la casa de vecindad de la calle Zulueta. Los años que pasó con la Revolución los ha explotado muy bien. Haber estado y haber desertado, le ha dado material para construirse una personalidad refleja.
   En algunas de sus obras se puede apreciar a Cabrera Infante inventando a otro Cabrera Infante. Es un ejemplo típico de la obsesión de un hombre por el homosexualismo de los otros. Es lo mismo que Franqui.

(Miami, donde el tiempo se detuvo. Edición digital)

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