Canten los unos al sudor divino
que asegura los bienes materiales;
los otros, a la sangre que a raudales
vierte el hombre al luchar contra su sino.
Mas tu poesía tiene otro destino,
pues secreciones vierte colosales:
¡Oh excitadora de los lagrimales
y de las glándulas de Bartolino!
Si cosas hubo “Al sur de tu garganta”,
qué no hallaremos, musa sensitiva,
si miramos “Al norte de tu planta”…
Mas ya los años te han caído arriba
y con 60, el que te ve se espanta
y echa a correr ¡oh no muy casta diva!
(Blog Efory Atocha, octubre 2007)
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