Sumiso imitador de Luz, lo copia literalmente en sus defectos literarios, en los vicios de su estilo y en la aridez de la exposición; la sincera modestia de Luz es en él rebuscada afectación de humildad; las amplificaciones elocuentes y fecundas, monótonas redundancias. Angulo y Heredia, el más amado, fué el discípulo infiel, el que más daño pudo causar a la memoria de Luz, si la posteridad, con su crítica y su fervor, no hubiese realizado su reinvindicación, exaltando y magnificando sus merecimientos como pensador filosófico. En una conferencia famosa que pronunció en el Ateneo de Madrid, convierte á Luz de monarca en vasallo y asienta la sacrílega mentira de incluirlo entre los devotos de la Metafísica alemana.
(Cromitos cubanos, Habana, 1892)
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