Sentarse con ese tipo de escritor vendido a un régimen totalitario es ya validarlos. Es una manera de frivolizar la tragedia cubana, de hacer el juego a los carceleros y a los torturadores. Encaja a la perfección en la estrategia castrista de las “dos orillas que dialogan” y otras políticas concebidas y propagadas por el DGI cubano. No importa lo que digamos al emisario; compartiendo con él un foro de ciudadanos libres rebajamos el concepto de libertad. No se sirve a la libertad y a la democracia hablando con el sirviente de los conculcadores de la libertad y la democracia.
¿Tiene el sirviente entidad propia? Creo que no.
El caso de Senel Paz es especialmente lamentable pues se trata, como ya dije, de un personaje que firmó la infame carta de apoyo al fusilamiento de tres infelices cubanos que intentaban escapar del paraíso de Senel Paz y los Castro.
(Carta abierta a Casa Amèrica Catalunya, Blog Penúltimos Días, marzo 2009)
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