¿Qué vemos en los dos, en Baquero y en Vitier?
Lo primero es el racismo subyacente a ese rechazo radical del poema de Piñera,
en tanto este transforma a Cuba, a los ojos de ellos, en la abyección misma. Lo
abyecto es aquí lo antillano, que es el lugar de la barbarie y de la negritud.
La “culpa” de Virgilio consiste, pues, en haber “anexado” a Cuba, en haberla
enredada, conectada, “contaminada” a “una antillanía y una martiniquería que no
nos expresan, que no nos pertenecen” (Baquero). Pero para poder entender la
verdadera dimensión de ese racismo, hay que ver que la separación y la
hostilidad hacia la negritud se fundan nada más y nada menos que en el
excepcionalismo cubano. He aquí, en la República, vivo y actuante, el miedo a
Haití del racismo colonial.
En el
caso de Vitier, su invocación “mi patria” deja al descubierto la entraña
racista de la cubanidad. Esa “patria” ¿no es acaso la del esclavista José de la
Luz y Caballero,” la de los esclavistas y racistas también Domingo del Monte y
José Antonio Saco? ¿No es la misma que quiere canonizar a Félix Varela por,
entre otros logros suyos, una propuesta abolicionista que él mismo se encargó
de aclarar era para beneficiar a los criollos ricos? Vitier pone raya por medio
entre la “pestilente roca” de La isla en peso – la “antillanía” y
“martiniquería” a que se refiere Baquero – y SU PATRIA. Es decir, la patria de
los Orígenes, del gran sol del Mundo Moral, la patria de los fundadores: la de
los amos de esclavos, dueños de ingenios, enemigos de la trata cuando les
convino, y siempre racistas. La “pestilencia” de la roca es el olor, el tufo
amenazante, portador de enfermedades y virus; lo que a su vez exige una operación
higienista que elimine ese foco de contagio amenazante. Vitier lo dice bien
claro: en esa “roca pestilente” ni puede, ni quiere vivir. La roca apestosa, el
negro, la vida de los solares y las cuarterías, son el AFUERA de la Isla, y de
lo que hay que proteger su prístino, impoluto ADENTRO, que es el de la Patria.
La pistola de Castro sobre la mesa en las reuniones de la Biblioteca Nacional
marca la apasionada separación que querían Baquero y Vitier. Quedaban claras
las opciones: Con la Patria, todo; Contra la patria, ninguna la roca
pestilente.
(“¿El mismo pan terrible? República & Revolución”. Publicado en Facebook, julio 2020)
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