No he leído sus novelas, por lo tanto no puedo
saber si Leonardo Padura es mejor novelista que humorista. Sí he leído algo de
lo que ha dicho cuando ha tenido que responder preguntas sobre la Cuba
castrista, y estoy convencido de que es un habilidoso humorista que ensaya con
rigor sus presentaciones. Me encantan esos vaporosos galimatías que borda
cuando, sobre la espinosa realidad cubana, se desliza como sobre una pista de
nubes y logra el prodigio de hablar y bromear y volver a hablar y no decir
absolutamente nada. Como invariablemente su discurso político va en puntillas
bordeando el abismo pero siempre termina siendo digerible para la dictadura, el
compañero Leonardo cumple los requisitos para ser mostrado como ejemplo de lo
tolerante que es ese régimen, en el que a gusto vive y al cual, desde la cárcel
o desde el exilio, tíos atrabiliarios e incómodos, como los periodistas cubanos
independientes, o como yo, acusamos de despótico.
(Publicado en Facebook, mayo 2020)
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