¿Alguien podría creer de verdad que Jesús Díaz,
un represor de los escritores cubanos que no defendieran al régimen
totalitario, odiador del exilio, podría abandonar Cuba para crear una
publicación que atacara a sus jefes? NOOOOOOOOOOOOO. Imposible. Jesús Díaz
llegó al exilio con una agenda, y apoyado por fuerzas "extrañas"
logró recibir enormes sumas de dinero para fundar la revista, que también
circulaba en Cuba. Rendía homenaje a figuras importantes de la literatura cubana,
pero casi todos a aquellos que apoyaban al régimen. La revista se convirtió en
una especie de Revista Casa, sólo que detrás de todo eso había un propósito
mayor; ganar plaza, ir borrando a los escritores del exilio y presentar ante el
mundo una literarura cubana intangible.
En uno
de sus últimos, o quizás el último, viaje a Miami, Jesús Díaz se encontró con
Heberto Padilla y con él me envió este mensaje: "Dile a Belkis que me
perdone... , si puede". ¿De qué lo tenía que perdonar? De excluirme de
cuanta acitividad literaria yo pudiera participar, de reprimirme. Su literatura
y su vida toda estaba marcada por el realismo socialista. Y ya antes de
abandonar Cuba había publicado en una revista mexicana un artículo en contra de
la novela de Heberto "En mi jardín pastan los héroes", como si lo que
el escribiese lograra trascender el esquematismo y la chochera socialista.
Y a
pesar de su mensaje pidiéndome perdón, a raíz de la muerte de Heberto, la
revista Encuentro de la Cultura Cubana publicó un bochornoso
"homenaje" al poeta de "Fuera del juego", del cual, una vez
más fui excluida y donde se decía, que yo "le había robado el patrimonio
cultural a Heberto". Y donde además se publicó una entrevista falsa donde
éste me atacaba. Tal oprobio era impensado en un hombre como él, que jamás
abrió su boca para ofender a su familia, y que siempre se refiería a Bertha, su
primera esposa, y a mí, con respeto. Nadie en su sano juicio podría aceptar que
una publicación que se decía seria, pudiese publicar semejante atrocidad. Hubiera
podido demandar a Encuentro, pero lo puse todo en manos de Dios.
En
2002 Jesús Díaz murió en circunstancias todavía no claras, y algunos aseguran
que fue asesiinado. No me extrañaría, el régimen cubano quizás quería borrar
sus huellas.
(Publicado en Facebook, abril 2020)
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