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Wednesday, November 12, 2014

Dean Luis Reyes vs. La Jiribilla, El Caimán Barbudo y Ernesto Pérez Castillo

La Jiribilla, El Caimán Barbudo, han cedido su razón de ser para prestarse a operaciones policiales, cuando se han prestado como tribunas no para las ideas en conflicto, sino para comisarios, represores y torturadores de almas, para oscuras conspiraciones que persiguen enlodar antes que hacer emerger la verdad compleja que surge de la confrontación. Supongamos que la necesidad de deslindar las asunciones políticas de algunos, de decretar su extirpación del campo intelectual nacional (léase, del oficialmente constituido, no del campo de la cultura, que opera por mecanismos diversos y de larga duración), justificase tales represalias públicas. Mas, ¿prestigia eso al campo intelectual que toma venganza? Y cuando se aplica a gente que vive en Cuba, que hace su trabajo dentro de los marcos (acaso no los oficiales, pero sí oficiosos) de la cultura cubana, ¿se gana algo? La propia Jiribilla ha sido escenario de tales abusos de poder en las Rouge; (para el que no hubo respuestas más que deslizar las supuestas disculpas de su autor) o en el reciente trapicheo en torno a Lina de Feria (¡verguenza!: coger para tales cosas a una mujer enferma) y su estancia en Estados Unidos. Ello es moneda corriente en espacios que se precian de acusar al "fascismo corriente". Que tienen el valor para hacer semejantes purgas pero no son capaces de publicar una línea sobre el tema intelectual del mes. Por cosas todavía menores se ha acusado a intelectuales cuya opinión se permite discrepar o salir en defensa de alguna postura no conveniada con esa microfacción. El propio Castillo pudo acusarme de varias cosas años atrás, en las páginas de la revista villaclareña Umbral, partiendo de dos errores que cometí en el citado de El hombre nuevo, de Ernesto Guevara (lo cual hacía en un texto a propósito de la influencia de aquella propuesta en la gestión del imaginario de mi generación, y del cual la revista publicó un fragmento). También entonces usaba como estrategia los links a palabras mías, en las que él suponía me contradecía, o mostraba la pata de "inquisidor". Para ello, invitaba a leer en un texto encontrable en la web cubana, titulado Arte es militancia, un sospechoso credo. El referido texto, publicado por Juventud Rebelde, era el resumen informativo de una sesión con Fidel del Consejo Ampliado de la UNEAC; su título, una síntesis del espíritu de las discusiones. Es decir, no se trataba de un artículo de opinión. Pero no le tembló la mano para manipular entonces. Igual recibió su respuesta, respuesta que los colegas de Umbral no publicaron.

(¿El que calla otorga?: Lecciones del pospavonato. Encuentro en la red, febrero 2007)

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