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Monday, September 2, 2013

Jesús David Curbelo vs. Emilio Bobadilla y Aniceto Valdivia

Como detalle curioso, he de apuntar la presencia de Bobadilla y Valdivia, exponentes de la crítica satírica. Por lo general, no aportaron ideas sustanciales al devenir literario del país, pero se hicieron muy célebres, sobre todo Bobadilla, por la biliosa agresividad con que acometía a las víctimas de sus dictámenes. Bobadilla publicó mucho, y malo, y participó en innumerables polémicas, siendo la más recordada aquella donde ataca a Varona (que lo había juzgado con severidad desde las páginas de la Revista Cubana) y que mezcló en el debate los nombres de Manuel de la Cruz y Manuel Sanguily. Aun con las clavijas ajustadas, Bobadilla insistió en ir contra Varona, y admitió su maestría para luego agregar, con mucha coña, que Varona se asemejaba a Menéndez y Pelayo en que todos lo admiraban pero en verdad muy pocos lo leían. Valdivia, por su parte, se caracterizó por la prolijidad con que mostraba sus fuentes y por un estilo ampuloso y efectista, pleno de cabriolas en el juicio que, al final, no estaban fundamentadas. Ambos críticos enlazan, de algún modo, con el estilo corrosivo y dogmático de la crítica teatral escrita por Buenaventura Pascual Ferrer, en los primeros años de la centuria, para El Regañón de La Havana, y alimentan la peregrina idea de que el ingenio, la mordacidad, los ataques personales, los chismes y, en fin, la ventilación pública de los trapos sucios del resentimiento, la envidia, el oportunismo o la mediocridad, pueden cooperar al análisis de la literatura. Aquí pido la policía (de la posteridad) para que se lleve a estos y otros matones literarios que han hecho de la filípica y la maledicencia una forma de abordar (como los piratas) el hecho artístico.

(Meditraiciones, Cubaliteraria, 2004)

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