Las ideas contrarias no se pueden expresar en un mismo cuerpo, necesitan un grave espacio que las separe de las direcciones enemigas. Cuando esto no ocurre se produce lo que Antonin Artaud llama una olla podrida. La Nueva Revista Cubana, por ejemplo, es eso: una olla podrida, no sabemos si gracias al contenido o al continente.
(Sobre las revistas literarias. Revolución, julio 1959)
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