Pero Barnet no solo habla sino también actúa como lo podría confirmar –si fuera libre de hacerlo- cualquier miembro de la UNEAC. Porque cada uno de los miembros de esa institución está sometido a un minucioso sistema de extorsión aplicado por Barnet para silenciar sus opiniones. O pregúntesele a los creadores cubanos que hace tiempo han renunciado a integrar las filas de la UNEAC porque se niegan a someterse al chantaje alegremente prodigado por gente como Barnet.
(Mis coincidencias con el señor Armengol, Blog Enrisco, febrero 2011)
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