Pasa el tiempo y Carlos Alberto Montaner parece cada vez más una parodia de sí mismo. Reduce sus análisis a dos o tres argumentos más o menos sustentados y expuestos con cierta fluidez, que aplica lo mismo a un análisis económico o sociológico, que estético. Eso, en medio de la pacatez reinante entre nuestros “analistas profesionales”, no resultaría ni siguiera grave, si no se concediera ciertas libertades, imagino que intentando decir algo gracioso o chocante, aunque en el fondo refleje su estrechez de criterios en ciertos temas.
(La frase del año, Blog La Primera Palabra, diciembre 2011)
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