Total Pageviews

Wednesday, February 27, 2013

Pablo de Cuba Soria vs. Heberto Padilla

Políticamente hablando, Padilla ha devenido poeta fuerte dentro del canon cubano. (La academia, las agencias literarias, las editoriales, los sin talento poderosos, todo lo que norma, condiciona políticamente el canon.) No así poéticamente. Fuera del juego apenas soporta ya otras exégesis que la de los discutidores de las polis, lo que es decir: querer sostener la escritura con alfileres ajenos a lo poético. El hombre junto al mar resulta en buena parte mediocre como su título; salvando aquellos textos que recuerdan, deliciosa magdalena, los mejores versos de El justo tiempo humano. Vaya mala paga (por demás justa) al creador de su generación en que, quizás, se encontraba el suficiente talento para convertirse en lo que alguna vez intentó: la contraparte-Lezama.
   En Padilla, al parecer, se encontraban la suficiente contención de escritura, el vasto imaginario, y la cantidad necesaria de desasosiego para escribir textos como los que dejó entrever en Infancia de William Blake y en Dones. Pero su personalidad fue inferior a los torpes designios de la Historia. Fue incapaz de dominar sus experiencias; dejó que su vida precediera a su destino literario. A diferencia de su bien amado Auden, quien a pesar de su neblinosa existencia ”parecía que nunca tachaba ni perdía el hilo, nada superfluo y falto de nada” [Cyril Connolly], Padilla no supo reponerse a la expulsión de la República. Olvidó que Platón ha sido determinante en el devenir del pensamiento occidental, mas no precisamente en el de la poesía.

(Heberto Padilla: más allá de la polis, El Nuevo Herald, julio 2007)

No comments:

Post a Comment