Mañach publicó un artículo en el Diario de la
Marina que era irónico, sobre la valoración de la poesía de Lezama, y por
lo tanto, de todo el grupo y toda la obra de la revista; no puedo decir que
fuera un ataque burdo, era una apreciación en la cual se reconocían
determinados valores, pero al mismo tiempo se ponía en tela de juicio la
orientación misma de todo aquello, y en una forma elegante se ironizaba sobre
esa poesía y esa obra que estábamos haciendo desde hacía años en torno a
Lezama. Creo yo que Lezama le respondió muy bien, en Bohemia, y Mañach
le ripostó; yo entré en la polémica, porque hacía alusiones a mí también, a
todo el grupo; resultó que nosotros, que nunca habíamos polemizado con nadie,
porque una de sus características fue esa, en la revista no hay polémicas con
nadie, pero en este caso hubo que polemizar con Mañach, cosa que por otra parte
era una especie de deporte nacional entonces, todo el mundo polemizaba con
Mañach. Yo recuerdo que Mañach, en un artículo, no sé a propósito de qué, dijo
que “tal cosa podían comprenderla hasta los barberos”, y al otro día, o a los
dos o tres días apareció una carta de un barbero diciendo que por qué hasta los
barberos; él tenía el arte de despertar la polémica en todo el mundo, hasta en
los barberos. Pues también nosotros tuvimos que polemizar con Mañach; pero no
es el caso específico de Mañach, sino fue un síntoma; él fue portavoz,
diríamos, de una especie de irritación que había en torno a este grupo y a esta
revista.
(Entrevista con Orlando Castellanos, en Más palabras grabadas, 2008)
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