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Wednesday, May 6, 2015

Leopoldo Ávila vs. “Tres tristes tigres”, de Guillermo Cabrera Infante

“Tres Tristes Tigres” es una larga colección de cuentos, pedazos de narraciones, etc, una especie de rompecabezas con el que Caín quiere asombrar al mundo y que con la ayuda de “buenos” amigos, de algún crítico que se ha dejado sorprender y el poderoso impulso de las publicaciones de la CIA, ha logrado, al menos, cierta resonancia. Objetivamente: toda valoración de esta obra está falsificada por el amiguismo y la política. Nadie que la lea puede colocar a Caín junto a García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes o Carpentier ni aún Asturias. Sólo “Mundo Nuevo”, por cuenta y riesgo de la CIA, puede hacer semejante ubicación. Es una novela sobre La Habana —sobre una parte de La Habana (tres cuadras de una calle: La Rampa, según confesión del autor), una Habana que ha existido, es cierto, pero no la única. Es La Habana de los borrachos, los homosexuales, los toxicómanos y las prostitutas: La Habana de Caín, en una palabra. En relación con Cuba, la novela resulta extemporánea y pedante, aunque haya intentos de captar el habla popular que sean interesantes. Las parodias de los literatos y escritores que incluye, mal hechas, falsas y sin gracia, están además, coronadas por la irreverencia injustificada y cainesca de una parodia de Martí. Sólo quien ha perdido todo concepto de amor a la Patria y a su historia podía haber hecho lo que ha hecho Cabrera con el Apóstol: el equivalente literario de lo que hicieron los marines americanos en la estatua del Parque Central.

(Las respuestas de Caín. Verde Olivo, noviembre 1968)

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