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Wednesday, March 18, 2015

Belkis Cuza Malé vs. Norberto Fuentes

Dicen que los escritores sólo escriben un libro. Si es así, Norberto Fuentes no ha dejado de añadirle capítulos a su Condenados de Condado. Desde que a finales de los 60 publicó sus cuentos a lo Issac Babel —el extraordinario escritor ruso víctima de Stalin—, Norberto se empeña en contarnos un pasado de la Cuba castrista que él ayudó a mitificar, y lo que es más grave, a tergiversar.
   Los alzados en el Escambray contra la revolución fueron coloreados por el periodista devenido cuentista (en toda la extensión de la palabra) y transformados en grupos de bandidos contrarrevolucionarios. Esa fue la imagen con que el gobierno castrista quiso anular y empequeñecer a los campesinos que se alzaban en las montañas del Escambray, y que fueron cazados y sentenciados a morir en el paredón, o en el mejor de los casos condenados a largas sentencias; y pueblos enteros desaparecidos y trasladados al extremo más occidental de la isla.
   Lo que se conoció como "la lucha contra bandidos'', fue una hazaña "epopéyica'' de la revolución cubana, en la que Norberto Fuentes no sólo participó como espectador —en calidad de "corresponsal de guerra''—, sino que la convirtió en materia de sus relatos babelianos. Lo feo, lo turbio, lo grotesco de estos cuentos es el distanciamiento entre el autor y los que terminan también siendo sus víctimas, al igual que de las fuerzas represivas del gobierno. Porque para el autor, como para el científico con el bisturí, la fascinación por el tumor borra cualquier otra imagen, incluyendo la del sufrimiento del enfermo. De modo que a este "corresponsal de guerra'' —que ha soñado siempre con ser Hemingway— lo apasionan las hazañas de los "cazabandidos'' (tropas especiales castristas), y la "heroicidad'' de los oficiales de esas operaciones de limpieza de la zona, en el Escambray y luego en Africa.
   Hace días murió en La Habana el general de división Raúl Menéndez Tomassevich, uno de los famosos "cazabandidos'' del Escambray, amigo querido de Fuentes, y en los 80 al frente de sus tropas en Angola. De la campaña del Escambray nuestro "corresponsal de guerra'' se marchó, décadas después, al Africa, a ver cómo peleaban los cubanitos y se comían a los angoleños que luchaban contra el comunismo. "Los veteranos del Escambray'' seguían llamándole Tomás a su jefe de entonces, apunta Norberto esta semana en un artículo en el periódico Hoy de Nueva York, donde cuenta su frustración por haber perdido su estatus de "corresponsal de guerra'' y otros privilegios.
   Uno se maravilla de que alguien que formó tanto escándalo para que lo salvaran de las garras de Castro añore los tiempos en que era acólito de estos "cazabandidos'' que, como el recién fallecido Tomassevich, le arrancan lágrimas, "en este exilio mío'' —según confiesa.

(Oración por un bandido. El Nuevo Herald, agosto 2001)

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