El humanismo martiano, tratando de rechazar la solución racista de Saco y Arango, elimina el problema en sí. Sin dudas hay un avance en Martí, en el sentido que no elimina, al menos, a los negros como cubanos, no obstante, los elimina como negros, como sujetos con una historia y con problemas sociales específicos. Ese “detalle” hace que el horizonte del pensamiento martiano no rebase –a su pesar– el espacio de la ideología racista de la élite cubana.
(Cuba: discursos sobre la identidad. Encuentro de la cultura cubana, No. 2, 1996)
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