El discurso literario de Zoé Valdés nunca llegó a levantar el vuelo que prometía. Y no sólo eso, sino que ha ido de mal en peor, evidentemente exacerbado por su afán de publicar un libro cada año, y a veces cada pocos meses. Sin una base cultural sólida, sin la sensibilidad ni el ojo requeridos, sin ese famoso detector hemingwayano que debe tener todo autor para detectar la porquería que escribe (Hemingway usó una palabra más fuerte), y con el apuro de publicar a toda costa, ha ido dejando una obra esperpéntica que no tiene salvación ni futuro.
(La eternidad del instante: un engendro de la subcultura. Red Literaria, septiembre 2006)
No comments:
Post a Comment