Y
don Juan Valera llega su delirio a compararla nada menos que con la marquesa de
Pescara, Vittoria Colonna, cuyos sonetos son verdaderamente prodigiosos. Esto
revela el confusionismo crítico que había en esta época. Don Juan Valera la
compara con Corina, con la marquesa de Pescara, con Santa Teresa. Pero todo eso
es una falsa bengala, una falsa crítica de verbena, nada de eso es cierto. La
marquesa de Pescara es superiorísima a la Avellaneda, en el dominio del idioma,
en la perdurabilidad de sus recursos expresivos, en la gravedad de su arte.
Hoy
podemos llegar a la conclusión de que gran parte de la poesía de la Avellaneda
ha sucumbido, y que su obra es en realidad un gran naufragio.
¿Algún
día resurgirá la Avellaneda? Nosotros somos los primeros en dudarlo. Pero fue
indudablemente una de las grandes personalidades del romanticismo en nuestro
idioma; ya hoy apenas tiene lectores, pero su tremenda personalidad tendrá
curiosos de sus pasiones, de su sinceridad, de la apasionada manera con que
ofreció su alma desnuda.
.
(Conferencia sobre Gertrudis Gómez de
Avellaneda. Fascinación de la memoria. Letras Cubanas, 1993)
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