Vitier no sólo le ha dado su
voz a la Revolución, esta ha venido a darle cuerpo al fundamentalismo poético
que anima su pensamiento desde que, siendo muy joven, quedara fascinado con la
Historia de una pasión argentina, de Eduardo Mallea. Haciendo coincidir el país
invisible con el aparente, para Vitier la Revolución ha constituido, después de
la desintegración “moderna” de la República inauténtica, una especie de Edad
Media que, como aquella profetizada por Berdiaev, viene a restaurar la
comunidad espiritual. Consecuencia extrema de semejante filosofía de la
historia, su celebración de la Batalla de Ideas no es sino el término
monstruoso a donde puede conducir una búsqueda espiritual que se desinteresa de
aquello que, como la democracia liberal, tiene lugar en niveles más prosaicos.
(Palabras del trasfondo, Editorial Colibrí, 2010)
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