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Wednesday, June 17, 2015

Jorge Luis Arzola vs. Daniel García Santos

Por último, Daniel, me gustaría señalar que tu intento de demolición resulta desde el principio inverosímil (salvo para un grupo de mediocres trasnochados de la extrema izquierda internacional, alguna gente muy desinformada del barrio de la cultura en Cuba y por supuesto los que le chupan la teta a la vaca famélica del castrismo), debido a la calidad de los argumentos esgrimidos. Más que argumentos, son una sarta de lugares comunes y de clichés.
   Pero sólo me referiré al principal de ellos: ¿Acaso intentas en serio convencer a los lectores de que en Europa o alguna otra parte existe un gran mercado para un tipo de literatura que muestre la Cuba de hoy de manera crítica, o una literatura cubana de denuncia? ¿Acaso crees que un autor que asuma una posición vertical, sin ambages, frente al castrismo, tiene más posibilidades de éxito que quien, ejerciendo su derecho personal, se mantiene en silencio?
   Vaya, Daniel, mientras más anticastrista sea tu libro, sin importar cuán bueno sea (y no dudo que puedan existir magníficos libros anticastristas), menos posibilidades tendrás de promoverlo, menos universidades te invitarán a conferencias o a lecturas de textos, y en caso de que logres al fin publicarlo, menos ejemplares lograrás vender.
   El Progresismo, esa ideología tan difícil de definir, controla casi palmo a palmo el mundo académico, buena parte de las editoriales y de los grandes medios de prensa y la casi totalidad de los espacios públicos, incluyendo las fundaciones, las casas de cultura comunitarias y las organizaciones multiculturalistas, todas ellas de muy variada pinta, pero unidas por un antiamericanismo irracional cuya bandera es la Cuba fidelista, a la cual se le perdona todo, pobrecitos, resistiendo el bloqueo por casi cincuenta años…Aquí, lamentable e invariablemente, tienes problemas serios si dices la verdad sobre el castrismo; mejor te conformas con decir sólo una parte y te apoyas en la manida muletilla del bloqueo. Resumiendo: lo difícil aquí no es ser un fidelista o un guevarista, un revolucionario o un progresista; es, por el contrario, lo más cómodo, lo que más dinero y becas da, y lo que te hace definitivamente popular entre las muchachas soñadoras de las universidades.
   Por cierto, creo que no te fijaste bien qué editora publicó mi novela. ¿Acaso no sabes que a nadie en su sano juicio se le ocurriría afirmar que Siruela “exige” a sus autores “un precio político”? Si existe una editorial alejada del mercadeo literario y del mundanal ruido de la política, esa es Siruela. Si alguna editorial en lengua castellana no ha publicado nunca un panfleto político, esa es mi editorial. No se puede decir lo mismo de las editoriales cubanas, de ninguna, incluyendo la que diriges. Todas están al servicio del anciano sátrapa y de sus lugartenientes designados a dedo, como tu Jefe en el ICL., Iroel Sánchez.
   De todos modos, acepta, por favor, el testimonio de mi más sincera gratitud. Considero tu texto, que tiene la por aquellos lares rara delicadeza de concederle in extenso la palabra al condenado, una efectiva forma de mercadotecnia.

(La falaz encrucijada. Blog Rajando la Leña Está, junio 2007)

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