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Monday, January 6, 2014

Emilio Ballagas vs. José Lezama Lima

Hay algo sobre lo cual me interesa saber también tu opinión. Resulta que no bastó la carga que Suárez Solís propinó a Urrutia para que otro plumífero vuelva por la picada de acusarme de plagiario con toda mala fe. Se trata de un pobre diablo –no sé si lo recuerdas– llamado Lezama Lima. Hay el agravante de que este señor me manifestaba amistad y es el caso que bastó que yo diera mi corto viaje a Europa para convertirse en mi peor enemigo. Es en la revista “Verbum” donde inserta sus perrerías el escritor envidioso y resentido. Estos ataques, esta maldad del cubano medio es lo que hace que se me caigan las alas a los pies y desespere de Cuba hasta el punto de querer abandonarla para siempre a colgar en un rincón mi pluma y mis actividades, aburguesarme, amurallarme, escaparme de la vida amarga y dura por una tangente cualquiera. El pícaro de Lezama sabe hasta qué punto soy un hombre honrado y decente, hasta qué límite mi vida es un sacrificio de superación sin negarme al servicio de los otros, aún de los que no lo merecen. ¿Valdría la pena de coger una yaya y hacerle entrar por la cabeza inoble o que no quiere comprender por el corazón oscuro y soslayado? ¿Vale la pena contestarles? La palabra es viento en el viento y no hay que darle beligerancia a bichos de esta (ininteligible). ¿Habré hecho yo un mal cuando me levanté del anonimato y de la nada a escribir versos diferentes a los que hasta entonces se habrán escrito en Cuba? Si me dicen que los hacía para levantar el odio habría roto mi pluma en pedazos y hubiera dejado la tinta evaporarse del tintero sin tapa...

(Carta a Juan Marinello, 1938)

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