Durante los seis últimos años he
tratado de extinguir mis 125 ejemplares de Leonardo Padura. Los utilicé para
elevar el monitor de mi computadora. Tapé la luz que entraba por los cristales
de las ventanas de mi cuarto con algunos. Intenté regalar la tetralogía a mis
amigos, pero “las cuatro estaciones” son como las películas de Jean-Claude Van
Damme: una la toleras, las demás parecen refritos. Puse anuncios clasificados
en revolico. Escribí artículos —con enlaces a mis anuncios— para estimular las
ventas. Traté de canjearlos por otros libros que sí me interesaban. Y, de todos
modos, la cantidad de ejemplares apenas disminuye.
De modo que aquí estoy de pronto ante una caja con noventa o cien libros
de Padura, libros que deben de costar unos 1000 euros fuera de Cuba. Su autor
ha tardado años en escribirlos, la editorial Tusquets han invertido miles de
euros en publicarlos, así como innumerables horas en corregirlos y en diseñar
sus melancólicas portadas; hasta han desembolsado un poco más de dinero para
reeditarlos. Y yo con todas estas ediciones cubanas estorbando en mi clóset…
Solo me queda apelar a los desconocidos.
Tú, si buscas libros gratis de Leonardo Padura, ya sabes qué hacer:
escríbeme.
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