A mí me parece que al campo
literario cubano es relativamente fácil renunciar. ¿Qué te pierdes? ¿Te pierdes
la UNEAC, el Instituto Cubano del Libro, la Casa de las Américas? ¿Te pierdes
uno de esos decadentes clubes literarios de Miami, que no han dado jamás un
escritor? ¿Quién quiere eso, sinceramente?
(…)
Estamos en una escena donde El
último día del estornino, de Gerardo Fernández Fe, una novela que a mi juicio
detecta las zonas que la narrativa cubana actual debería explorar, pasa casi
desapercibida, y donde un fantoche como Amir Valle, por ejemplo, se cree autor
de culto, seguramente porque tiene quién se lo haga creer.
(“Agradezco a Cuba que no haya tenido nada más que ofrecerme”,
entrevista. Hypermedia Magazine, septiembre 2018)
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